Pablo Rodríguez Blanco. Expresiones simples y encuentros complicados

Los conflictos universales se nos aparecen cotidianamente, pero en otras escalas. La pregunta persiste, ¿cómo nos relacionamos con lo desconocido? ¿cómo juntamos dos bolitas? Mediante formas simples y abstractas, la obra del artista visual Pablo Rodríguez Blanco se centra en ilustrar los procesos de conflicto.

La obra de Pablo Rodríguez Blanco se sumerge en los conflictos universales que nos rodean a diario, pero desde perspectivas más amplias. Su enfoque se centra en la representación visual de los procesos conflictivos a través de formas simples y abstractas. La pregunta que persiste en su obra es clara: ¿cómo nos relacionamos con lo desconocido? ¿cómo unimos dos esferas aparentemente separadas?

Destacado artista visual con una formación académica que incluye una Licenciatura en Arte de la Pontificia Universidad Católica de Chile y un Magister en Artes del Royal College of Art en el Reino Unido, la obra de Pablo Rodríguez ha trascendido fronteras, siendo exhibida en Argentina, Reino Unido, Suiza, Luxemburgo y Francia.

En el año 2018, fue seleccionado para participar en la prestigiosa muestra anual The VIA Arts Prize en Londres, consolidando su presencia internacional. Además, sus creaciones forman parte de colecciones privadas en Chile, Bélgica, Argentina, Francia y el Reino Unido.

FORMAS SIMPLES & ABSTRACTAS

Docente de la escuela de Arquitectura de la UDLA – en programas interdisciplinarios entre arquitectos y artistas -, el artista visual enmarca los puntos de contacto, ya sea como impulsos circulantes o manifestaciones de afecto, utilizando formas simples y abstractas. Estos encuentros generan una intersección en constante disputa, explorando el espacio entre las expresiones inocentes y la percepción adulta de las mismas.

La preocupación de Rodríguez Blanco por los espacios residuales, considerados como «preparatorios», se deriva de su propia experiencia viviendo cerca de terrenos baldíos, que llegaron a representar su noción contemporánea de naturaleza. Es en los sitios eriazos, nos dice, donde se expresa la naturaleza en términos más contemporáneos, donde se pierden las lógicas de estructura, y donde germinan bellos acontecimientos orgánicos.

Su obra, de marcado cariz político, aborda temas relacionados con el medio ambiente, políticas de desarrollo urbano, desplazamiento y marginación, así como los límites entre lo público y lo privado. Ejemplos notables incluyen «Sfeir», una bandera con tonalidades de verde determinadas por porcentajes de áreas verdes en siete comunas de Santiago.

Rodríguez Blanco utiliza gestos simples para transmitir mensajes potentes, como en «Sí o sí», donde un plinto con el contorno de una rama ilustra los límites impuestos a la naturaleza. Su trabajo comunica eficazmente cómo ciertos lugares son desplazados de los márgenes institucionales del urbanismo, frente a nuestros ojos y en silencio.

LENGUAJE UNIFICADOR

La mirada del artista hacia lo infantil se refleja en la ligereza con la que aborda conflictos ancestrales presentes en cada bolita, dibujo, superficie y escultura. Este enfoque delicado y estético infantil revela nuestras interacciones sociales, desencuentros, batallas y explosiones con asombro, como si fuera la primera vez que vemos la oscuridad y la sombra.

A diferencia de actos repetitivos, las líneas y dibujos espontáneos y sinceros que atraviesan las obras de Rodríguez Blanco actúan como un lenguaje unificador. Desafiando nuestra sensibilidad, el artista nos invita a observar de cerca nuestros impulsos primitivos, ofreciendo así una experiencia que nos conecta con nuestros orígenes individuales y colectivos.

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