- Catalina Marowski Aguayo
- Psicóloga clínica. Psicoterapeuta de adultos.
- Certificada en EMDR y Coaching (PUC)
- IG @ps.catamarowski
En sesión de psicoterapia, mi paciente, una profesional soltera sin hijos, de unos 32 años, declara: “No sé si quiero ser mamá”, a lo que respondo – ¿Y si te regalas un ´no quiero´ para el futuro?, que es muy distinto de un ´no puedo´ -.
Se queda en silencio pensando y yo agrego: “Si llegas a los 40 o 45 años y estás feliz en pareja, podría activarse el anhelo conjunto de ser padres. El problema es que en esa etapa las mujeres tenemos óvulos de baja calidad genética, por lo que te verías en un doloroso ´Quiero y no puedo´.
Si congelas óvulos hoy – le sigo explicando -, que son de buena calidad genética, te estarás regalando la posibilidad de elegir en el futuro, pudiendo llegar a un ´quiero y puedo´, reduciendo el riesgo natural de aborto espontáneo, que aumenta significativamente después de los 40 años de la mujer. O de último, te estarás regalando un ´puedo, pero no quiero´”.
Desde hace un tiempo se habla de una tendencia a postergar la maternidad y resulta curioso que no se hable de una “postergación de la parentalidad”. Porque desde lo vincular, la parentalidad es un asunto de dos y no debiese ser una decisión individual, salvo cuando una mujer elige ser madre sin pareja y con espermiodonación.
Lo cierto es que la estadística en Chile muestra claramente un aumento de madres sobre los 40 años. Las tablas del Instituto Nacional de Estadística solo agrupan los nacidos vivos, según la edad de las madres. “Me pregunto cuándo se incorporará la edad de los padres”.
Como muestra de un botón: en el grupo etario 40 – 49 años, en el 2010 hubo 449 nacidos vivos y en el 2023: 602. Por otra parte, las madres sobre los 50 años, pasaron de ser 5 a 32. Es innegable que la tendencia es real y todo indica que va a continuar, porque las mujeres que están partiendo sus treintas están inclinadas a congelar óvulos.
Para mujeres solteras que tienen su reloj biológico respirándoles en la nuca, para parejas heterosexuales con problemas de fertilidad y para parejas de mujeres, hoy está la posibilidad de acceder a una reproducción asistida (inseminación y FIV) con donación de gametos (óvulos o espermios). Para más de alguien esto pude parecer ciencia ficción y no lo es. Si se cumplen ciertas condiciones, hasta lo pueden hacer a través de Fonasa.
Una historia inspiradora y esperanzadora
Soledad Cartagena (54 años) estaba dichosa cuando confirmó que estaba embarazada a los 40 años. Ella, con mucha sensatez y responsabilidad, asumió su anhelo de maternidad y tuvo la claridad mental para independizarlo de la eventual posibilidad de emparejarse.
En el 2009 concretó la donación de espermios desde Estados Unidos y hoy su hija ya es adolescente. Hay progenitor o donante, mas éste no ejerce como padre y su hija ha tenido figuras de apego masculinas, como su abuelo.
Los beneficios de la parentalidad madura
“Qué valiente eres de ser a mamá a los 45” – le dijo una amiga a la otra. Inmediatamente ella replicó – ¿Valiente? Esto no es ser valiente. Mi marido y yo estamos cumpliendo nuestro sueño de ser padres, tenemos un hogar amoroso, estabilidad laboral y económica, toda nuestra familia está desbordada de alegría y además, sabemos que nuestro bebé en gestación se está desarrollando bien, porque se realizó un estudio genético, que descarta patologías cromosómicas.
Es caro eso sí, ¡carísimo! Valientes son las madres adolescentes, las que están en relaciones con violencia y los padres que tienen hijos con patologías cromosómicas y congénitas. Lo que sucede con la parentalidad madura, es que se vive desde otro lugar, uno más calmo, con más tolerancia y mayor gratitud.