Conexión, un relato y la honestidad frente al lente, marcan el concepto y la identidad del trabajo con el cual la fotógrafa Paz Vásquez va retratando personas y, en especial, a las mujeres. Es un viaje de aceptación y descubrimiento captado en imágenes.
Encontró en la fotografía su pasión. Descubrir una cámara con rollo de su papá fue el comienzo a través del cual, la fotógrafa Paz Vásquez, se adentró en un ámbito que habla de relatos, historias y momentos. Para ella la imagen debe ser honesta, espontánea y es la manera que tiene también de encontrarse en ese otro al cual está retratando.
“Me encanta trabajar con las personas y sobre esa honestidad que se logra plasmar a través del lente. El sello de mi trabajo es sacar la esencia real y única que cada persona tiene. Pero ha sido a la vez un viaje en el cual también me encuentro a mí misma en el otro”.
Para la artista cada foto habla de una historia que se busca comunicar. “Hay cierta atmósfera que también complementa esta narrativa. Juegas con las luces y la sombras para crear algún mensaje. En lo personal, creo que la belleza está presente en todas las personas, y mi objetivo es resaltarla”.
La experiencia de Paz a través de su recorrido con la fotografía la lleva a reflexionar acerca de su profesión. “Mi trabajo ha servido para que muchas mujeres se descubran, se acepten y se quieran. A veces puede ser un proceso duro, pero cuando se miran y se encuentran hermosas es mi mayor trofeo”.
A lo que agrega, “siento que a través de la fotografía las puedo empoderar. Soy una fanática de la mujer, de su accionar a través de la historia y de todo ese relato que son capaces de contar, independiente de la edad o de lo que hagan”.
Un velo de nostalgia es quizás el sello que se repite en las fotografías de Paz. “Mi trabajo se caracteriza por eso. Me gusta retratar a mujeres que expresan cierta melancolía, como expresando una actitud “entre acción” y dando a entender que algo más va a pasar”.
De esta manera es el espectador el que termina el relato y quien interpreta el significado de acuerdo a su propia perspectiva. Por eso se podría afirmar que el arte de Paz posee tres dimensiones, la del fotógrafo, la de la persona retratada y la del espectador, quien termina el relato final y le da un significado propio.
Un espacio de conexión, de dejar atrás la rigidez de los estereotipos, para abrir la puerta a la honestidad, al atrevimiento, a ser quien uno realmente es, y quizás, por qué, no a descubrirse como otra persona, es la fluidez de un juego que la fotógrafa Paz Vásquez va creando entre luces, sombras y una técnica que convierte a su trabajo en un arte que relata la honestidad de un momento en el tiempo.
@pez_vasquez