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islada en el bosque a 450 metros sobre el nivel del mar y con vista panorámica a la bahía de Zapallar reposa casa El Boldo. Gruesos muros de piedra modifican la extrema topografía en niveles habitables, logrando dos planos horizontales entre medio del bosque que dan virtud al territorio y arraigan la arquitectura en una íntima relación con su entorno.
La compleja diversidad de materiales se equilibra y relaciona aceptando sus características, logrando moderar sus condiciones y emparentando la apariencia entre el hormigón, la madera, la piedra, y el mármol, elementos nobles y longevos que contrastan su rústica y cálida persistencia con el cristal y el techo de acero, otorgando un aspecto contemporáneo, una cara innovadora y mixta hacia el exterior.
Diseñada por Juan Eduardo Salinas, junto a Balazs Rose como arquitecto colaborador del estudio SUN Arquitectos, esta obra construida en la ladera sur del santuario Parque El Boldo logra – a través de su materialidad – una buena conexión con el entorno y se mimetiza por su transparencia en la naturaleza.
Liviana y sólida a la vez, ya que su estructura gruesa de piedra y hormigón contrasta con el trabajo de la madera y las transparencias. Son 400 metros cuadrados que incluyen amplias terrazas techadas, seis dormitorios y cinco baños, pensada para una familia que incluye hijos y nietos.
LIBRE DESPLAZAMIENTO
El espacio interior se resuelve en dos plantas – un nivel de acceso y uso principal – con el estacionamiento y todas las áreas de servicios reunidas, comunicado con los espacios de estar como living, comedor y terraza que se conectan de manera fluida en un solo nivel desde la habitación principal a la piscina.
Este espacio de libre desplazamiento brinda una habitabilidad y confort a los dueños de casa, una pareja de la tercera edad, que encargaron como requisito primordial proporcionar este tránsito continuo sin desniveles debido a su edad.
Rematando el extremo del circuito habitacional se encuentra la sala de estar, que conquista una transparencia casi completa con el exterior, en una íntima relación con el cerro, su vegetación, y las vistas a la playa.
CUEVA ANCESTRAL
La composición horizontal de la casa se divide entre dos realidades que contraponen sus características. Un cuerpo semienterrado de piedra que emerge desde la topografía configura el acceso como una cueva ancestral que destaca la rudeza del material y se cubre de manera orgánica con un techo vegetal que da continuidad al cerro sobre la zona de servicios, ocultando parte de su envergadura, controlando su presencia como fachada superior en la vista desde los senderos del parque a sus espaldas.
Separado por una secuencia de patios de luz y techos acristalados se encuentra el volumen habitacional, cálido pabellón de madera tipo galpón y una cubierta en condición de cáscara, como un bote de madera invertido, que se inclina según el uso y la grandeza del espacio, acompañando al terreno en pendiente en su misma gradualidad de corte.
LUZ CÁLIDA
La casa se orienta con las vistas predominantes a la bahía, de espaldas a la orientación del sol, lo que obliga a recibir la luz natural de manera cenital, por medio de tragaluces que capturan y transmiten la luz natural al interior y así brindar calidez a los espacios. El techo vegetal por sobre la cocina es atravesado por la gratificante luz cenital, dándole dignidad a un sector de servicios ensimismado e independiente.
Arquitectos: SUN Arquitectos
Ubicación: Zapallar, Chile
Arquitecto a Cargo: Juan Eduardo Salinas, Balazs Rose
Iluminación: Equipo Opendark Working Place
Área: 400 metros cuadrados
Año Proyecto: 2017
Fotografías de Nico Saeh