«La pega de mamá es difícil, intensa, pero muy gratificante, real y eso puedo ver en las chicas que fotografío, es un golpe a la realidad», así nos cuenta Magdalena su experiencia en un rubro que más allá de fotografiar bebés, buscar esa intimidad que ella misma vivió al momento de convertirse en madre.
Siendo diseñadora de profesión y fotógrafa de oficio, decidió fusionar sus conocimientos en un proyecto que vuelve a la impresión de imágenes: un libro que permite contar la historia de un momento natural, real y simple que se da entre madre e hijo en la comodidad de su casa. Plasmar esos pequeños momentos como la lactancia son los que marcan el trabajo y pasión de Magdalena.
Con proyecciones e ideales claros respecto a la crianza y a la maternidad, conversamos con Magda viendo las imágenes de madres y sus bebés como una forma de comunicar que trasciende a un solo momento. «O te entregas a la maternidad y la vives por completo, o la puedes pasar muy mal, porque ponerle resistencia y no querer que nada cambie a lo que era antes, es el pase a complicarte un poco todo».
¿Arrurú siempre fue un proyecto que tuviste en mente? Tal vez no tan concreto pero sí por ejemplo dedicarte al tema de la maternidad…
Siempre me gustó sacar fotos. Hacía fotografía urbana o registro documental, pero me costaba cerrarlo en un tema. Cuando fui mamá el proyecto se me abrió ante los ojos, todo tuvo sentido. Era algo que me gustaría abordar desde la fotografía y que además me daba flexibilidad laboral para estar con mi hijo, porque a mí la maternidad me pegó muy fuerte, me removió mucho mi manera de pensar, mi manera de trabajar… Este proyecto nace desde que fui mamá.
¿En qué momento te das cuenta que sacarle fotos a guaguas- como comúnmente lo hacen muchos- no era el método para transmitir sensaciones?
Me di cuenta en la práctica. Yo partí mis fotos de guaguas con la idea de captar una imagen del recién nacido, esto hace 6 años cuando hice mis primeras cercanías. Cuando ya le había sacado fotos a un par de recién nacidas, y ya estando vinculada desde mi propia maternidad, al ver sola esa bebé y tener que manipularla – porque tiene todo un tema de que se mantenga dormida – para que salga con el gorrito adecuado o en la posición correcta, etc. Se me hizo demasiado patente que a esa criatura le faltaba su mamá acompañándola.
Qué te gustaría compartir de lo que has vivido en esta relación madre e hijo que fotografías.
Lo que se me ha hecho más patente es la soledad de este proceso. Por un lado están todas muy contentas, pero todas también con inquietud de volver a trabajar, por esta sensación de volver al mundo, porque la maternidad por más genial, profunda y maravillosa que es, se vive actualmente muy sola socialmente. Lo sentí conmigo y lo veo en las mamás que fotografío. Estas imágenes además de patentar un momento, también es un aporte a una mamá que tal vez se está sintiendo triste o agotada, la ayuda a ver desde afuera lo bonito e importante de su labor.
Hablas en tu descripción de olvidar “la fotografía perfecta”, ¿es desde esta premisa que propones plasmar una experiencia?
La idea de Arrurrú es olvidar la fotografía perfecta, para fotos tiernas y lindas online hay para tirar al cielo, la gracia aquí es retomar el valor de observación de la fotografía. El elemento clave para que la foto sea real es porque el hijo demanda. El minuto que el hijo logra la conexión con la mamá ella se olvida de la cámara. Ahí es donde se suelta el momento y la foto sale mucho más real.
¿Qué consejos le das a tus clientas cuando vas a su casa a sacarles fotos? ¿Tienes alguna recomendación o dejas que fluya esta conexión?
Hay una recomendación muy estética, que es poco relevante para el peso emocional de la foto, que es la ropa (risas). Solo pido que se vistan neutro porque, como son fotos en la casa, ya el lugar en sí tiene muchos elementos y muchas cosas dando vuelta. Y por otro lado, es que se mantengan enfocadas en sus guaguas. Algunas veces sucede que me ofrecen un café o hay más personas, me quieren atender, pero siempre digo que para mí lo mejor es ser invisible.
Dejaste atrás la fotografía digital en una era en que todo es online, ¿qué te llevo a volver a la impresión de imágenes?
Cuando empecé a hacer fotos, mi natural era encerrar estas fotos en un libro siempre. Al dedicarme al tema del apego, estos retratos toman otro sentido porque además cuentan una historia . Antes era como un lindo libro con lindas fotos, en cambio con Arrururú hay una historia que contar porque en ese medio día que las acompaño, se forma un relato y no pude evitar agregarle un poema llamado «Respira», una invitación a abrazar la maternidad.
Entonces tu trabajo está enfocado también en la edición de este libro…
Absolutamente, la mitad de lo que hago se reduce a tener 500 fotos y, de esas, elegir las 40 precisas que cuenten la historia de esos momentos que capturo. Ese es el grueso de mi aporte aquí.
¿Has recibido mensajes de mamás, después de la sesión de fotos, para contarte que fue un cambio en el apego?
No directamente, pero en las sesiones sí conversamos y trato, sin decir mi opinión en cómo ella hace o no las cosas, de invitarla a soltar, a relajarse. Muchas veces son mamás primerizas y veo los miedos que reflejan, entonces de repente con una simple conversación durante la sesión o con la recomendación de un libro, sí he sentido que mi presencia tal vez ha hecho un cambio o un aporte.
¿Te emocionas cada vez que fotografías y armas tus producciones? ¿Para ti cada experiencia es única?
Para mí la maternidad fue un remezón muy fuerte que me hizo poner en la balanza y valorar todo, y más allá de mirar como el «ahora lo hago por mi hijo», me reconectó y hay una especie de renacer. Arrurrú es el resultado lógico de todas esas emociones en el fondo.
¿Qué proyectos tienes a futuro con Arrurú?
Mi expectativas es que Arrurrú tome más vuelo, de manera que pueda ser mi trabajo oficial y con esto, juntar material suficiente para una muestra gráfica como exposición de fotografías de apego con la idea de convocar personas interesadas en el tema de la crianza y el apego y que se generen espacios de conversación en torno a la maternidad.