Roberto Cox y la fascinante adrenalina de lo desconocido

Hijo de diplomático chileno y madre argentina, Roberto Cox nació hace 40 años en Suiza, lo que seguramente estimuló su deseo por viajar a nuevas tierras y culturas. Pero lo que más apasiona al actual rostro de Chilevisión, es el periodismo en terreno, ojalá algún conflicto internacional que calme sus deseos de adrenalina por lo desconocido.

Entrevista: Cristian Muñoz

Fotos y producción: Guille Vargas Pohl

Maquillaje: Ely Gaby

El 2022 fue un año apasionante para Roberto Cox, de mucho crecimiento profesional y personal. Fue enviado a lugares que siempre soñó cuando estudiaba periodismo. “Nunca imaginé estar en Afganistán rodeado de talibanes armados”, señala aún con cierta incredulidad el rostro del matinal y noticiario de Chilevisión.

“Cuando me lo propusieron lo primero que pensé fue en aquellos periodistas decapitados por fundamentalistas islámicos – confiesa -, pero medimos los riesgos y decidimos viajar”. Conocer Kabul fue como retroceder cien años en el tiempo.

¿En diciembre? Los pasajes al mundial de Catar. “Como periodista hincha del fútbol fue vivir una fantasía. La mitad de mi corazón es argentino por mi madre y ver a Messi levantar la copa después de aquel infártenle partido contra Francia es algo que no olvidaré jamás”.

Pero en un rol mucho más serio, el “a veces fotógrafo”, también fue asignado para cubrir el mediático juicio a Nicolás Zepeda en Francia, una rompecabezas policial que concitó un gran interés por parte de la prensa internacional. “Por primera vez pude poner en práctica el francés que aprendí de pequeño”, señala el inquieto periodista de 40 años.

Hijo de padre chileno, madre argentina, pero naciste en Suiza, ¿cómo manejas esa mixtura geográfica?

“Dicen que los hijos de diplomáticos tienen poco arraigo con su tierra y en parte es una gran verdad. Después de haber estudiado periodismo en Chile viví en Buenos Aire, Moscú, Ciudad de México y Barcelona. Me adapto fácil a cada lugar y me entusiasma mucho asumir nuevos desafíos en otros países.

Me acostumbré de chico y la distancia con mi familia y amigos no es un problema. Vivir en el extranjero es algo que todo el mundo debería hacer alguna vez en su vida. Te abre la mente, te enseña cosas que ningún libro puede y te hace más tolerante”.

Te vemos cada mañana en el matinal de Chilevisión, ¿no te cansa un poco la rutina o el estar algo “quieto”?

“Ya llevo cinco años en Chile y sí, por momentos me pican los pies por volver a esa vida errante. Lo único que no transaría sería dejar el periodismo. Si el día de mañana me toca mudarme es para seguir trabajando de lo mismo”.

En cierta oportunidad dijiste “mientras más raro el país mejor”, dando a entender que la adrenalina es importante en tu carrera periodística.

“Cuando viajé por primera vez a Malasia a cubrir aquel juicio pensé que podría correr algún riesgo si es que informaba algo que los malasios no querían mostrar. Esa adrenalina de lo desconocido es fascinante, tal como me ocurrió en coberturas como las de Afganistán o Irak. Es el periodismo que siempre soñé cuando entré a la universidad. Me declaro un tremendo privilegiado por haber tenido la oportunidad de enfrentarme a esas experiencia. Son pocos los colegas que tienen esa posibilidad.

¿Y qué te fascina principalmente?

“Tiene que ver también con enfrentarse a leyes, culturas, religiones e idiosincrasias muy distintas a las nuestras. Es un permanente estado de alerta, sorpresa y adaptación que pocos trabajos tienen. Cuando estalló la guerra entre Israel y Hamas me ofrecí al tiro para ir. Mi madre cree que estoy loco pero sabe que es lo que me hace feliz”.

“Cuando estalló la guerra entre Israel y Hamas me ofrecí al tiro para ir. Mi madre cree que estoy loco pero sabe que es lo que me hace feliz”.

Que complicado estar en un matinal y sentir el intenso deseo de tomar un avión y viajar a cubrir un conflicto internacional…

“Es un permanente dilema interno con el que me cuesta mucho lidiar. Estar en las noticias y en el matinal de Chilevisión es una tremenda oportunidad y responsabilidad enorme, pero nunca hay que perder la calle.

Cuando negocié mi llegada a CHV una de mis “condiciones” fue: ‘Ok, me encierro en el estudio, pero quiero seguir realizando coberturas afuera’ (que fue por lo cual el canal me contrató). Creo que en gran parte la gente me conoce por esa faceta y no la quiero perder por ningún motivo. Si me das a conducir un programa a cambio de nunca más salir del estudio no lo aceptaría jamás. Desde marzo que no salgo y estoy desesperado”.

SOLTERO CODICIADO

A sus muy bien cuidados 40 años – no los representa -, Roberto Cox se sabe “mino”. Así se lo hicieron saber, especialmente las hinchas argentinas, cuando estuvo en Catar cubriendo el mundial de fútbol. Los piropos le llueves y él se deja querer.

Has dicho que no te cierras a nada, en cuanto a relaciones amorosas,  y que prefieres dejar que las cosas pasen.

“En ese sentido vivo el día a día. Hoy estoy soltero e intento aprovechar cada momento libre para juntarme con amigos y pasarla bien. No ando en busca de una pareja pero nunca sabes cuando aparece alguien que te mueve el piso. Mientras más buscas, menos encuentras… Por ahora estoy bien así”.

Te hemos visto de DJ y la estás rompiendo. Cuéntanos más por favor.

“Hace un año jamás hubiera pensado que me volvería fanático de la música electrónica y que terminaría haciendo el curso de DJ. No estaba en mis planes. Cuando era adolescente me ganaba unos pesos poniendo música en fiestas de compañeros pero siempre fue todo muy artesanal. Iba con mi computador, unos parlantes y hasta instalaba mi equipo de luces (ríe).

En aquel entonces lo mío era más pachangoso. Cumbia, axé, rock latino y el reggaeton aún no existía. Ahora me volvió a picar el bichito y pude pagarme un curso, comprarme equipos profesionales y tomármelo más en serio”.

¿Y qué te dice tu familia o amigos cercanos? 

“Muchos me han dicho que es incompatible dar noticias y poner música en fiestas, pero yo no lo veo así. Puedes ser muy serio para dar una noticia pero también somos personas. Nos gusta divertirnos, bailar, pasarla bien. Creo que no tiene nada de malo y el público agradece esa honestidad. Tal vez me doy cuenta de que tengo un talento oculto y me termino yendo de gira, jajajaja”.

¿Cómo afrontas el cambio de folio en sentido, físico, emocional, profesional?

“Me gusta tanto la carrera que elegí que siempre he buscado la felicidad en mi desarrollo profesional. En ese sentido estoy satisfecho,  pero hay que tener cuidado. Lo importante ahora es no dormirse en la zona de confort y buscar permanentemente estímulos. Lo de DJ es un ejemplo de aquello.

No quiero cumplir 50 y estar haciendo exactamente lo mismo que hago ahora. Hay que reinventarse permanentemente sino me aburro”.

 

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