La inflamación es un proceso normal – un mecanismo de defensa contra agresiones externas – siendo generalmente transitoria y bien regulada por nuestro organismo. Sin embargo, existe un tipo de inflamación que, al ser gatillada por distintos factores, se perpetúa en el tiempo.
Varios factores pueden desencadenar en este tipo de anomalía, conocida como inflamación crónica de bajo grado. Una dieta pobre en fibra y rica en ultra procesados, sedentarismo, estrés crónico, alteraciones del sueño, infecciones crónicas, disbiosis intestinal y la exposición a algunos agentes tóxicos como contaminantes, químicos, tabaco o alcohol.
Por lo tanto, si tu alimentación no es la adecuada, si estás sometido a un alto nivel de estrés, si eres sedentario, si no duermes las horas suficientes o si tienes problemas intestinales crónicos, puedes sospechar que tienes inflamación crónica de bajo grado.
¿Por qué es importante sospecharla?
Porque se ha visto la relación entre este tipo de inflamación y distintos tipos de afecciones, principalmente enfermedades crónicas no transmisibles. Entre ellas, resistencia a la insulina, diabetes, hipertensión arterial, síndrome metabólico, enfermedad cardiovascular, hígado graso no alcohólico, algunos tipos de cánceres, enfermedades autoinmunes y otras enfermedades de salud mental como depresión.
Por lo tanto, si la sospechas, te sugiero que acudas a un control médico, ya que podrías estar frente a la causa de tus problemas de salud y podrías estar a tiempo de tomar algunas medidas para disminuir este proceso y evitar una serie de enfermedades a futuro.
¿Qué medidas puedes tomar?
Afortunadamente son las mismas que hemos conversado anteriormente y que sirven para disminuir el riesgo de contraer varias enfermedades crónicas. Dentro de las medidas están:
- Mejorar tu alimentación al aumentar el consumo de fibra y disminuir el de alimentos ultra procesados.
- Resulta fundamental incorporar a tu dieta frutas, vegetales, legumbres, semillas y frutos secos.
- Reemplazar cereales refinados por granos enteros o integrales. Además la recomendación es disminuir los productos de origen animal.
- Mantenerte físicamente activo durante el día, disminuyendo las horas que permaneces sentado.
- Intentar mantener un peso adecuado.
- Buscar técnicas saludables para manejar el estrés.
- Prestar atención a tu sueño y consultar a un especialista en caso necesario.
- Evitar la exposición a tóxicos como tabaco y alcohol.
- Mejorar tu salud intestinal.
- Tratar infecciones crónicas en caso de que fuera la causa.
Recuerda que si crees tener este tipo de inflamación, puedes estar ante la causa de tus problemas. Por ello es viral que consultes a tu médico para realizarte un chequeo y complementar con exámenes de laboratorio de ser necesario.
Nuevamente queda clara la importancia de que al adquirir buenos hábitos y tomar algunas medidas podemos causar un gran impacto en nuestra salud futura.
¡Mientras antes comiences mejor!