Hace algún tiempo se popularizó en Chile la expresión lingüística “Se apareció marzo” cuyo origen era un spot que recogía un sentimiento muy generalizado en nuestro país. Me refiero a ese cambio brutal de ánimo y ritmo de vida que se genera en la mayoría de los chilenos – en un número cada vez más creciente – tras haber disfrutado de unas merecidas vacaciones. Marzo significa para muchos chilenos la vuelta a clases, al trabajo y a la rutina. Significa también la brusca vuelta a la realidad. Los pagos de la patente, los gastos en uniformes y en útiles escolares, son para muchos una carga económica adicional de este mes.
El marzo que se nos está apareciendo ahora, tiene también otro componente: el cambio de gobierno. Por estos días asume el nuevo Presidente que fuera electo en diciembre por una amplia mayoría de chilenos, Sebastián Piñera. Por ello, marzo significa también un mes de esperanza y de expectativas para muchos que tenemos fe en que su mandato se traduzca en un país más unido y con oportunidades de progreso para todos. ¡Menuda tarea le espera!
Pero, y volviendo al “se nos apareció marzo” a juzgar por las noticias de los medios durante los meses de enero y febrero, a Sebastián Piñera no se le apareció marzo. En efecto, desde el inicio de este año 2018, el Presidente mantuvo una rigurosa agenda de trabajo en la cual se dedicó no sólo a llenar los numerosos nuevos cargos sino que además a recibir información de la administración saliente en todas las carteras con tal de asumir el 11 de marzo en plenitud.
Se trata de evitar los errores que se cometieron en el anterior mandato de Sebastián Piñera dentro de la novedad que significaba asumir este nuevo desafío, después de décadas en que un gobierno de la derecha accediera al poder. La consecuencia de ello fue que muchos cargos se demoraron más de lo conveniente en ser llenados y se vio una toma de poder poco ágil, lo que tuvo un efecto negativo especialmente si se considera todos los desafíos que debió enfrentar con terremoto incluido.
Esta vez no parece ser así, por lo tanto el panorama asoma mucho mejor. El nuevo Presidente ha opinado poco, pero organizado mucho y bien. Afortunadamente al contrario de la mayoría de los chilenos, a Sebastián Piñera “No se le apareció marzo”.