Sofía Ruiz Estudio. Diseños emocionales

Espacios que cuentan la historia de quienes los habitan: ese es el sello distintivo de la uruguaya Sofía Ruiz, quien imprime identidad, emoción y una profunda sensación de bienestar en cada uno de sus proyectos. Su trabajo se caracteriza por un equilibrio perfecto entre estética y funcionalidad, convirtiendo estos elementos distintivos en la esencia de su propuesta.

  • Por: Marcela Cademartori
  • Fotografías: Adrián Echevarriaga, Valentina Bonasso
  • IG @estudiosofiaruiz
  • www.sofiaruiz.com.uy

Exigencia, formalidad y reconocimiento: tres pilares que definen a Sofía Ruiz estudio y que han consolidado su reputación a lo largo de los años. Estas cualidades nacen del recorrido profesional que su fundadora, Sofía Ruiz, inició en 1999 con una visión clara y un compromiso inquebrantable por la excelencia.

Desde sus primeros proyectos, Sofía estableció un estándar de calidad que la distingue en el competitivo mundo del diseño de interiores, convirtiendo su nombre en sinónimo de creatividad, dedicación y sofisticación. Hoy, más de dos décadas después, su estudio continúa evolucionando, dejando una huella imborrable en cada proyecto que emprende.

“Fui de la primera generación de diseñadores de interiores que se formó en Uruguay. Hasta ese momento no existía la carrera como tal, por eso cuando la abrieron, no dudé en ingresar a ella”, recuerda Sofía.

Recién egresada,  se trasladó a Estados Unidos donde tuvo la oportunidad de integrarse a un prestigioso estudio dedicado al diseño de proyectos para barcos y Retail. Esta experiencia resultó crucial, no solo por la magnitud y diversidad de los desafíos asumidos, sino también porque sentó las bases de lo que más adelante definiría su destacada trayectoria profesional.

Sin embargo, una serie de acontecimientos, entre ellos el impacto global de los ataques a las Torres Gemelas en 2001 y una enfermedad que afectó a su hermano, marcaron un punto de inflexión en su vida y la llevaron a tomar la decisión de regresar a Uruguay, lo que a fin de cuentas se convertiría en una etapa clave de aprendizaje y crecimiento.

“Para continuar con lo que venía haciendo, arrendé un local que pertenecía a mi papá y comencé a vender muebles. Esto me permitió establecer contacto con proveedores y aprender sobre curaduría”, recuerda.

“Nos comenzaron a pedir algunos proyectos de diseño de interiores, y bueno, fue ahí que me di cuenta de que no podía hacer dos cosas. Decidí cerrar la tienda y dedicarme por completo a lo que era mi profesión”.

La impronta que Sofía imprimió en sus proyectos le valió un reconocimiento inmediato. Su profesionalismo, formalidad y buen gusto, en un momento marcado por la explosión del diseño, le abrieron un camino único. Un camino que ha sabido recorrer conectando con la esencia misma del diseño de interiores.

LO EMOCIONAL PRIMERO

Para la licenciada en Diseño de Interiores el desafío de lograr espacios que reflejen la identidad de una persona, es lo primero. “Se trata de un diseño consciente, en donde lo emocional está primero. No es una tendencia la que predomina, sino más bien la historia de quien habita esos espacios lo que debe estar presente”.

Desde esta mirada, la observación o el leer entre líneas pasa a ser una herramienta clave. “Bajo esta lógica todos los proyectos son diferentes. Cada uno lleva la identidad y la impronta de su habitante. Por eso se convierte en una obra consciente, con un sentido emocional y también funcional, en el cual se fusiona algo de tendencia, pero siempre desde lo emocional”.

BIOFILIA

Si bien hay un sello único con el cual cada proyecto se identifica, existe una tendencia global que se asocia al concepto de biofilia, como lo explica Sofía. “Hay una inclinación por volver a lo natural, a aquello que nos conecta con la naturaleza. Hay quienes lo llaman Wabi Sabi”.

Esto se refleja en decoraciones en donde predominan colores neutros, elementos con formas irregulares y más asociados a lo orgánico.  Acá es donde hacen su estreno la piedra, el mármol, maderas, plantas y la importancia de la iluminación.

“Pese a ello – añade – hoy está apareciendo una tendencia hacia colores más fuertes y vibrantes, pero siempre teniendo como eje central aquello de la biofilia y proyectos que conecten con una parte más emocional”.

PROYECTOS EMBLEMÁTICOS

Para la fundadora de Sofía Ruiz estudio, cada proyecto es único. Desde esta cualidad, cada uno tiene en sí un valor que habla de historias y de momentos de quienes habitan esos espacios.

“Desde esta perspectiva puedo resaltar un proyecto que hice a un matrimonio conocido y a quienes la vida les fue cambiando. Sus hijos ya se habían ido de la casa, y ésta aún conservaba espacios como si vivieran niños pequeños. Lo que hicimos fue botar varios muros e integrar ambientes.  Él era fanático de las bicicletas y le hicimos una “bici room”, que quedó genial. A esto me refiero cuando digo que los espacios deben tener el sello de quien los habita”.

Una tienda de decoración, en la cual se fusionó la arquitectura de una casa patrimonial con colores fuertes, es otro de los proyectos que Sofia Ruiz destaca en este recorrido por su trabajo. “En este caso hicimos un piso damero y lo complementamos con un entelado rayado verde y blanco. El impacto visual fue grande, pero guardamos el equilibrio que es un punto fundamental para lograr conectar”.

Y es que el diseño se ha convertido, en opinión de la prestigiosa diseñadora, en una necesidad a tener en cuenta, ya que es algo que impacta en el bienestar de las personas. “De ahí que nuestro objetivo detrás de cada trabajo es generar emociones positivas. Podemos tomar todo lo que la tecnología y la inteligencia artificial nos entrega, pero nunca olvidar que creatividad y relaciones interpersonales serán esenciales para generar espacios con emociones”.

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