Un buen año

2021 fue un buen año para Martín Vidaurre al coronarse como campeón del mundo en Mountain Bike Sub 23 en Val di Sole, Italia, logrando así un hito histórico y confirmando el increíble momento por el que está pasando. Sin duda que vivir en Alemania durante la temporada de competencia europea ha significado para este deportista de 21 años un impulso en su carrera de la cual nos cuenta en esta entrevista.

En julio ya había conseguido la medalla de plata en el mundial disputado en la localidad francesa de Les Gets, además de su meritoria participación en los Juegos Olímpicos de Tokio, donde obtuvo el decimosexto lugar a sus cortos 21 años.

Experiencia que cimentó el camino para que el chileno Martín Vidaurre se coronara como campeón en el Mundial Mountain Bike XCO, categoría sub 23, disputado durante el pasado agosto en Val di Solei, Italia. Un hito histórico que no hace más que confirmar un gran 2021.

Hoy está en Chile, pero durante los últimos tres años Martín ha estado viendo en Alemania como miembro del Lexware Team, especialmente en la época de competencia europea. Vida que le permite concentrarse en su rutina de alto rendimiento consistente en un exigente entrenamiento diario y una nutrición balanceada.

¿Cómo vives la experiencia de haber sido contratado por el equipo de MTB profesional alemán Lexware?

Significan muchas cosas, pero principalmente es la base para para poder seguir adelante y desarrollar una carrera en Europa. Además estar en un equipo profesional te permite dedicarte cien por ciento a la bici y concentrarte al máximo para una competición. Algo prácticamente imposible viviendo en Chile.

Cuéntanos cómo vives en Alemania.

Vivo solo en un departamento que alquilé en un lugar central. Bueno y como Alemania es bastante céntrica en lo que a Europa se refiera, no tengo inconvenientes para moverme dentro del circuito competitivo. Ahora bien, en cuanto al día-día, más que todo me preocupo de la alimentación que es bastante exigente, además de los entrenamientos, y el resto nada, lo paso con amigos o aprovecho para conocer otros lugares.

Entiendo que apuntas a un nuevo objetivo.

Así es. A pesar de la gran experiencia vivida, creo que es momento de dar pasos más grandes y cambiarme de equipo. Seguir buscando opciones. Obviamente el Lexware me abrió muchas puertas, aprendí demasiado y sin ellos no estaría donde estoy ahora.

TRIUNFO EN LA SANGRE

Martín es hijo de Cristóbal Vidaurre, campeón mundial de MTB en los ´90, con quién vivió toda una infancia haciendo deporte. “Habrá dejado las rueditas a los dos años y medio y empezó a andar perfecto al tiro, como si hubiera sabido desde un principio, y fue evolucionando. Es cierto, me veía a mí, pero él siempre se vio interesado, no tuve que empujarlo mucho, al contrario, él siempre quería llevar su bicicleta», narraba en una entrevista anterior su padre, también piloto de Rally Nacional.

“Toda mi familia siempre ha sido deportista, lo que nos vinculó desde muy pequeños a este mundo. Yo nací con el auto, las motos y la bici. Mi papá, por supuesto, al principio nos llevaba para todos lados y nos enseñaba algunas cosas, pero siempre dejaba espacio para la curiosidad, para que siguiéramos desarrollándonos a medida que nos íbamos entusiasmando”, relata Martín.

Volvamos al presente. En 2020 estabas entre los 4 primeros del mundo en sub23, hoy eres el mejor en tu disciplina, ¿a qué atribuyes este logro?

Es todo un proceso. El 2020 estuvo en todos los cuatro y después de eso hicimos un trabajo muy bueno durante la pandemia, mucho trabajo en altura y obviamente los años te van dando experiencia, maduración en términos de forma deportiva.

Claro que salir campeón este año fue un gran salto, y creo que los Juegos Olímpicos nos brindaron un balance muy positivo previo a este último mundial. Siento que en Tokio me despertó el hambre, las ganas de seguir creciendo y llegué con un escalón más arriba que el resto a competir.

En la misma línea, ¿cómo evalúas tu participación en los JJOO?

Partiendo por la carrera en si ya fue una locura, nadie regalaba nada.
Corrí sin pulso, sin potencia ni números en mi cabeza. Lo único que me importaba era pasar al que tuviera adelante y así sufrí toda la carrera. La pista seca me acomodaba mucho, era manejo fino toda la carrera y sin pestañear.

Fue tremendo también contar con espectadores en medio de una pandemia, y cuando llegué a la meta me dieron ganas de hasta regalar la bici de felicidad. La verdad es algo difícil de explicar, pero esa sensación de dejarlo todo es única.

¿Te conformas con el puesto 16?

Tokio cambia todo. Respecto al resultado, creo que fue el esperado. A la edad que tengo era complicado obtener algo más elevado, además de tener las fichas puestas en el mundial, el cual se disputaría al mes siguiente. Así y todo hacemos un balance positivo por todo lo aprendido.

Dejando atrás este enorme 2021, ¿qué se viene para el presente año y el resto de las competiciones en mente?

Creo que 2022 será parecido a 2021. La idea es mantener los resultados, lo que es mucho más complicado, pero voy con una mirada a largo plazo, una mirada que tiene como objetivo principal los JJOO de París 2024, donde me encantaría luchar por una medalla. Antes, por supuesto, también queremos hacer una buena competencia en los Juegos Panamericanos Santiago 2023 donde estaremos representando a Chile.

 

 

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