VINO Y VIDA AL CUBO

El apart hotel orientado a la cultura vitivinícola, luce orgulloso en lo encumbrado del Cerro Mariposa cuatro plantas de coloridos contenedores con ventanas circulares y terrazas que invariablemente evocan la estructura de un barco. El reconocido enólogo neozelandés Grant Phelps tuvo la idea de irrumpir con este tipo de edificación  modular al constatar que en el histórico puerto de Valparaíso no habían construcciones de containers, a pesar de lo cotidiano que es para sus habitantes ver estas enormes cajas metálicas en los terminales marítimos.

 

De cubos de almacenamiento que han viajado miles de kilómetros por tierra y mar, hoy los contenedores se han transformado en el soporte que da vida a diversas estructuras de construcción. Viviendas, oficinas y hasta hoteles cautivan por su práctico, eficiente y versátil diseño convirtiéndose en una de las opciones preferidas para los arquitectos vanguardistas.

En Valparaíso, específicamente en el Cerro Mariposa, el apart hotel WineBox – en proceso de marcha blanca – representa un modelo exitoso de este tipo de construcción modular. Su estructura principal está conformada por 25 containers marítimos de 40 pies de largo cada uno (poco más de 12 metros), apilados en cuatro plantas. Al interior se habilitaron 21 habitaciones de 30 y 60 metros cuadrados acondicionadas con baño, cocina, sala de estar y balcón que observa una vista panorámica del mar y la bahía  de Valparaíso.

De colorido diseño, este novedoso apart hotel reúne varios espacios comunes como una gran terraza en el primer piso con sillones y mesas de pallets reciclados, lámparas y ceniceros de botellas de vino, además del Wine Bar a un costado y una vinoteca con cerca de 250 etiquetas asociadas. La parte alta del lugar, de 160 metros cuadrados, alberga un restaurante de gran capacidad con barra para 80 personas. Asimismo, quienes desean conocer un tratamiento innovador con una vista privilegiada, tendrán acceso al jacuzzi hot tub de fudre para dos personas,  destinado a la “vinoterapia”.

El artífice de este innovador conjunto de módulos que combina un apart hotel, un Wine Bar y una vinoteca con espacio de producción propia es el reconocido enólogo neozelandés Grant Phelps. Según ha confesado en reiteradas ocasiones, esta idea surgió luego del terremoto que afectó a su ciudad natal Christchurch el 2011, en Nueva Zelanda, y  a la que Phelps visitó tras el desastre. “Me asombró ver una ciudad levantada en gran parte con estos contenedores marítimos. De regreso a Valparaíso compré un libro de arquitectura con containers y me decidí a concretar este ambicioso proyecto”.

La construcción de este hotel emplazado en Avenida Baquedano, a pasos de La Sebastiana, comenzó a principios de 2015 a cargo de la arquitecta Camila Ulloa quien junto a Phelps buscó diseñar un complejo  innovador que rejuveneciera el famoso Cerro Mariposa y ayudara a fomentar el turismo del lugar, reacondicionando contenedores en desuso y equipándolos con mobiliario reciclado obtenido del puerto y los viñedos aledaños.

 

EL APART DEL VINO

Grant Phelps ideó una arquitectura inspirada en los barcos, el puerto, el mar, los viajes y el vino. “WineBox tiene un bar que ofrece vinos chilenos por botellas y copas, en tanto que en otro contenedor se ubica la tienda”, señala el enólogo que en Chile trabajó en Viu Manent y estuvo durante siete años en Casas del Bosque, la que aún asesora de manera externa.

Por lo mismo, adaptó una bodega en el subterráneo del hotel  donde los pasajeros podrán participar en lagares de cemento, cubas y barricas del proceso de producción que contempla hacer doce vinos en una etapa inicial. Las primeras cosechas serán un Cabernet Sauvignon del valle del Maipo y un Syrah de Leyda, aspecto no menor pues representa la primera producción de vinos en la ciudad-puerto.

 

CONSTRUCCIÓN SUSTENTABLE

Al desarrollar este tipo de construcciones modulares, es preciso utilizar materiales de revestimiento que aíslen de forma adecuada los espacios interiores. En WineBox se optó por termopaneles, una gran capa de celulosa inyectada en los muros y pisos, sumado a una capa de neumáticos reciclados y piso flotantes para minimizar la transmisión de sonido desde una habitación a otra. “El reciclaje es el eje conductor del hotel y para ello trabajamos con pallets reciclados para confeccionar muebles y otros detalles de la decoración”, agrega Phelps.

El exterior de un contenedor está cubierto de láminas de acero corrugado entregando alta resistencia a los cambios de temperatura. Dada su composición, se comportan además como estructuras antisísmicas con una vida útil  mayor en comparación con otros materiales de construcción. No obstante, el desafío es lograr un edificio llamativo, un diseño atractivo a partir de puros cubos. Para la arquitecta Camila Ulloa la gracia de los contenedores, como distintas unidades, “fue jugar con los espacios y dimensiones, elaborando una estructura asimétrica y bella a la vez”.

Su dueño, Grant Phelps, destacó el respeto por el medio ambiente en cada detalle del apart hotel. “Estamos implementando futuros proyectos que incorporen el uso de energía solar y eólica, como también la recuperación de aguas grises para disminuir aún más la huella de carbono, transformándolo en un proyecto completamente sustentable”, sentenció.

 

 

 

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