Desde 2009, Tomás Donoso ha dedicado su talento fotográfico a producir historias de aventuras de primera categoría mientras viajaba y escalaba lo más posible. En el camino ha sido reconocido por las prestigiosas revistas Rock & Ice y Urban Climber como un fotógrafo de escalada. Con un enfoque único y superando grandes desafíos este artista multimedia nos complace al compartir junto a Costa Magazine su elevada mirada del mundo.
“La escalada (climbing) propone un tremendo reto físico-mental, el primero y más obvio es superar el miedo innato a las alturas y a la caída. Este obstáculo psicológico se puede manejar o controlar con la exposición y la experiencia, pero no creo que se puede erradicar completamente. Eso es algo que siempre le da interés a la actividad”. Conociendo parte de la vida de Tomás Donoso – autor de las palabras recién citadas – lo imagino superando desafíos profesionales y personales para llegar a la cumbre, aún cuando todo parece cuesta arriba.
Nacido en Santiago pero viviendo desde 2013 en Chattanooga, Tennessee, este joven artista multimetia ha dedicado gran parte de su tiempo y energía a fotografiar lugares increíbles con situaciones extremas, aunando su pasión por la cámara con el climbing. Él mismo ha llegado a escalar empinadas formaciones rocosas con el fin de conseguir un punto de vista único. Pero el camino no ha estado exento de dificultades. Tal como en la escalada tradicional donde muchas veces el sendero hasta el top de un acantilado no es obvio, tienes que encontrar la ruta correcta mientras escalas. «Una mala decisión podría conllevar un serio riesgo», advierte.
Tomás llegó a Estados Unidos a los siete años con su familia el momento en que su padre aceptó un empleo en Manhattan, Nueva York. Estudió psicología e historia en la Universidad de Boston lo que le permitió trabajar como investigador traductor y diseñador multimedia para el Comité Nacional del Trabajo, institución sin fines de lucro que promueve los derechos humanos de los trabajadores alrededor del mundo.
Actualmente, gran parte de su energía creativa y física se concentra en el diseño y construcción de una casa en las montañas Apalaches, otra demostración de que para Tomás Donoso cada proyecto debe vivirse al máximo a pesar de lo imposible o arriesgado que parezca.
Recién egresado trabajaste en una organización de derechos humanos, pero luego diste un giro a tu vida ¿qué sucedió?
“Tenía que transcribir entrevistas, montar perfiles de países y corporaciones, equipar a trabajadores con las herramientas necesarias para documentar sus vidas y condiciones de trabajo, preparar contenido fotográfico/video para la prensa, entre otras funciones. Fue una experiencia increíble que me enseñó mucho sobre la fuerza del espíritu humano, pero el trabajo y las historias desgarradoras parecían sin fin, causándome desaliento. Además era joven y estaba ansioso de explorar el mundo y desarrollar otros aspectos de mí.
La verdad es que trabajar en una gran ciudad como Manhattan, en una pequeña oficina, cinco días a la semana se puso cada vez menos atractivo. Durante ese tiempo, un amigo que era guía de montaña y asistente de un fotógrafo profesional me estaba enseñando a escalar los fines de semana, me encantaba. Finalmente dejé mi empleo y me mudé a las montañas cerca de las rocas que me daban tanta alegría”.
Fue en ese entonces cuando comenzaste a capturar imágenes de un deporte que se transformaba a su vez en tu propio estilo de vida…
“Capturar imágenes espectaculares de escalada requiere dedicación y no es fácil para cualquier persona involucrada, pero es un reto divertido. En primer lugar, requiere vincularse con escaladores talentosos y motivados, ansiosos y capaces de ascender al objetivo fotográfico, que normalmente es de difícil acceso. El proceso de capturar una imagen en lo alto de un acantilado requiere paciencia, perseverancia y un conjunto especial de habilidades técnicas”.
Imagino que tienes varias historias de fotografía extrema, sobre todo para alcanzar ese punto de vista único.
“Cierto. En ocasiones tuve que escalar una ruta adyacente para obtener la mejor perspectiva. Otras veces, subo a la cima de un acantilado a pie y creo un ancla en un árbol o una roca, y hago un rappel al punto de vista ideal. Si el acantilado es muy saliente, a veces utilizo dos o tres cuerdas en una formación triangulada para estabilizarme en el aire y evitar que me balancee y gire libremente en el vacío. Con el fin de obtener el punto de vista correcto y también escapar del vacío, tengo que ascender y descender mis cuerdas con una combinación de un grigri, jumars, etriers y poleas”.
Con estudios de historia y psicología entiendo que tus imágenes guardan algo más.
“Cuando tomo fotos me esfuerzo por crear imágenes técnicamente sólidas que logran una cierta mirada que tengo en mente, pero también estoy interesado en las historias detrás de las imágenes. La mayoría de mis proyectos fotográficos son apoyados por escritura que explora tanto la historia del lugar como la esencia de las personas en las fotos”.
¿Podrías explicarnos algunos desafíos del climbing?
“La escalada tiene muchos desafíos, tanto físicos como mentales. El reto mental más obvio es superar el miedo innato a las alturas y a la caída. Este obstáculo psicológico se puede manejar y controlar con la exposición y la experiencia, pero no creo que se puede erradicar completamente y eso es algo que siempre le da interés a la actividad. Hay que estar presente porque hay consecuencias. Un desafío mental menos obvio para los que no escalan es el miedo de no encontrar el paso correcto de la ruta. Muchas veces, especialmente en la escalada tradicional de varios largos, el camino hasta el top de un acantilado no es obvio y tienes que encontrar la ruta mientras escalas. Si tomas una mala decisión y te encuentras perdido o en un lugar demasiado difícil podrías enfrentarte a serios riesgos”.
¿Qué es lo que más te apasiona hoy?
“Mi mayor pasión en este momento es el diseño, la arquitectura y la construcción. He estado diseñando y construyendo una casa contenedora post-moderna en las Montañas Apalaches lo que ocupa una tremenda cantidad de mi energía física y creativa. Cada aspecto de la casa es personalizado, hecho a mano, increíblemente laborioso y, finalmente, muy gratificante”.
Texto: Cristian Muñoz Caces / Fotografías: Tomás Donoso.