“Aprendí a vivir con dolor”. El renacer de Manuel de Tezanos

Después de caminar entre el dolor y la reinvención, Manuel de Tezanos vive hoy su propio renacimiento. A sus 46 años, el periodista deportivo y rostro ancla de TNT Sports ha hecho de las pérdidas una escuela de vida, del humor una tabla de salvación y de la paternidad su mayor motor. En esta conversación íntima con Costa Magazine, el profesional viñamarino habla sin filtro sobre la muerte de su hijo, el reencuentro con el amor, el periodismo que duele y su inesperado sueño de llegar a Viña, pero esta vez como comediante. Porque sí, después de todo, a veces la vida también te deja reír. 

  • Entrevista: Pablo Yutronic
  • Fotos y producción: Guille Vargas Pohl
  • Vestuario: Vélez
  • Instagram: @manueldtp

A sus 46 años Manuel de Tezanos toma a un nuevo respiro. El periodista deportivo y orgulloso padre de cuatro hijos, el mayor de cinco hermanos —todos hombres—, youtuber y humorista en formación, nunca imaginó que se cumpliría aquella carta astral que se hizo en aquel lejano y turbulento 2018 donde se anunciaba que encontraría al amor de su vida y tendría más hijos.

Casado desde hace cuatro años con Camila, con quien ya tuvo a dos pequeñitos en esta segunda camada, “Manoel” como le apodan cariñosamente vive una etapa de renacimiento. En su primer matrimonio fue padre de Valentina, hoy de 21 años, y de Juan, quien tristemente falleció en 2011 a causa de una meningitis cuando apenas tenía tres. La pérdida de su hijo, sumada a la muerte de su madre cuando él tenía solo 20 años, provocaron quiebres profundos que transformaron su forma de ver la realidad.

Pese a los golpes de la vida, el rostro principal de Todos somos técnicos en TNT Sports siempre ha sabido reinventarse. Un claro ejemplo es su canal de YouTube, Balong, que fue duramente criticado en sus inicios y que hoy, tras una década de esfuerzo, reúne a más de 500 mil seguidores.

La energía incombustible que demuestra día a día y un sentido del humor que se ha vuelto su mejor escudo son rasgos que Manuel de Tezanos deja en evidencia en conversación con Costa Magazine, donde cuenta cómo se ha dado el gusto de recorrer Chile mezclando fútbol y comedia en sus espectáculos; y aunque aún se considera en formación como humorista, no descarta subirse algún día al emblemático escenario de la Quinta Vergara en su ciudad natal, Viña del Mar.

Con 46 años, ¿cómo defines tu actual momento profesional?
Estoy en mi mejor momento, en el sentido de que todo lo que hago está funcionando bien. Mi canal de YouTube, Balong, que nació hace diez años como un proyecto atrevido, sin presupuesto y con muchísimo trabajo constante, hoy da frutos. Al principio muchos me tomaron por loco, incluso se rieron; luego, algunos intentaron hacer algo similar, pero no les resultó. Ahora somos un equipo de unas diez personas. Gonzalo Fouillioux, quien estuvo desde el comienzo, se encarga del orden, las relaciones públicas y las ventas, mientras yo soy simplemente “el loco de los contenidos” (ríe).

Por otro lado, también me va bien como comentarista y conductor. Todos Somos Técnicos, el programa de TNT Sports, ha tenido muy buena recepción, y me asignan partidos importantes, incluyendo todos los post partidos de los clásicos. Estoy feliz, aunque debo estar siempre atento a lo que digo o hago, porque todo puede tener consecuencias. Este es el momento profesional que siempre soñé vivir, aunque —paradójicamente— coincide con la peor época de la selección chilena.

¿Cómo analizas el presente del periodismo deportivo nacional?
¡Uf! Está complicado. El periodismo deportivo depende en gran medida de la calidad de los deportistas, y hoy la industria enfrenta momentos difíciles. Creo que recibió un golpe fuerte cuando Chile no clasificó al Mundial de Rusia 2018, y todavía no logra recuperarse. Sin buenos resultados deportivos es muy difícil que la industria crezca. Los próximos años se ven complejos: si al fútbol chileno le sigue yendo mal y no aparecen figuras en otros deportes relevantes, como el tenis, eso inevitablemente afecta el interés del público, de los auspiciadores y del sistema en general.

A eso se suma que el periodismo, en general, está mal pagado. Lo positivo es que, al menos en Chile, los periodistas deportivos son honestos. Viví en Argentina y sé que allá hay situaciones turbias, muchas veces ligadas a la política. En cambio, acá se puede hablar con libertad, sin compromisos, con buena crítica y profesionales muy capaces. El problema es que casi todos lo hacen por amor al arte, lo que obliga a muchos a tener dos o incluso tres trabajos para sobrevivir. 

Dónde nace esta idea de mezclar la contingencia de nuestro fútbol con la comedia.
Siempre he sido fanático del humor. Me encanta la comedia en general y hace años que escucho podcasts del género. Siempre pensé: “algún día me gustaría intentarlo”, y un día simplemente me animé y me subí al escenario. Al principio, como todo, hubo aciertos y errores, pero de a poco fui puliendo un show que recuerdo haber presentado por primera vez en enero de 2020. Justo después vino la pandemia y todo quedó congelado, hasta que logré retomarlo.

¿No te complica salir de tu zona habitual?
La verdad es que siempre he tenido la inquietud de hacer cosas nuevas, de salir de la zona de confort, y esto va por esa línea: darme la oportunidad de explorar un sueño que tenía hace tiempo. Por supuesto, requiere trabajo. Hoy estamos girando por regiones, con funciones que se están llenando y un show que está funcionando muy bien. Lo desarrollo junto a Daniel Aguilera, guionista y también comediante, con quien trabajo codo a codo. ¡Pero esto recién comienza! Está todo en pañales todavía… No pienso llenar el Movistar Arena mañana (ríe).

Soñando en grande, ¿te gustaría presentarte como humorista en el Festival de Viña?
¡No lo descarto! Sería muy divertido. Además mi familia es de Viña y el festival siempre fue casi una religión para nosotros, sobre todo mientras mi mamá estuvo viva. Así que sí, me haría sentido estar ahí algún día. Ahora bien, hoy no estoy ni cerca. Hay que seguir trabajando, puliendo las rutinas, fortaleciendo el espectáculo y mejorando yo también como comediante. Pero si eso pasa, ¡no cierro ninguna puerta! Me encanta todo esto. Imagínate, más adelante, hacer giras por otros países… ¡sería increíble!

Un lado menos amable. Hablemos de política, del país. ¿Te gusta cómo están las cosas?
¡Me carga! Estoy muy desencantado con la dirigencia en general, sin importar el color político. Me molesta cuando intentan ponerme una etiqueta, porque la verdad nunca me ha interesado demasiado eso. Lo que me frustra es la poca preparación de quienes hoy ocupan cargos públicos o de elección popular. Y hablo de todos los sectores. Hay mucha gente ignorante, prejuiciosa, y con cero formación.

Siento que ya no queda institución libre de algún tipo de corrupción. Algunas con escándalos más grandes, otras más solapadas, pero ves lo que pasa en las licitaciones, en las municipalidades… y uno que trabaja, paga impuestos, trata de tener todo en regla, ve esto y se siente como un pelotudo cumpliendo mientras los demás se aprovechan. ¡Ha fallado todo! Falló Bachelet, falló Piñera, falló Boric. Hay escándalos en Carabineros, en todos lados. Me da rabia, mucha rabia, impotencia también. ¡Te juro que me carga hablar de esto!

Pero, imagino que te inclinas por algún partido, ¿a quién votarías en las próximas presidenciales?
¿A quién voy a votar en las próximas presidenciales? Me da lo mismo. Honestamente, me da lo mismo quién gane. Sé que entre medio de esta manga de chantas hay personas honestas, pero son como agujas en un pajar. Hoy estamos en manos de gente que actúa guiada por su ego. Mejor cambiemos de tema.

¡Te casaste hace 4 años con Camila, y tienen a dos pequeñitos!
La llegada de José Pedro (3) e Inés (1) ha sido espectacular. Ha sido un desafío, claro, porque son muy chicos y el tema de los horarios es complicado. Piensa que yo trabajo casi todos los fines de semana, así que la que ha aperrado con todo es la Cami. Es una súper mamá, la banca con todo… realmente una compañera increíble.

Y fíjate que hay algo bien loco con la Cami. Por allá por 2018, en un momento complicado de mi vida, me hice una carta astral. Me habían echado de TVN, había terminado una relación, andaba con mal genio y muy volátil en todos los sentidos. Y esa carta me dijo algo que en ese minuto sonaba imposible: que iba a aparecer una persona en mi vida, muy distinta a lo que yo imaginaba, con personalidad fuerte y parecida a mi mamá en lo maternal. También decía que iba a tener dos hijos. ¡Y así fue! Nos casamos hace cuatro años y hoy puedo decir que es el amor de mi vida. Estamos felices con José Pedro y la Inés. Es increíble cómo se dio todo.

Aparte tú tienes a Valentina, de 21 años, y a Juancito, que falleció a los tres añitos. ¿De qué manera se lleva la pérdida de un hijo, Manuel?
¡Es durísimo! Perder a un niño no tiene nombre… es algo profundamente antinatural. Yo era muy joven, tenía 32 años, y esto ocurrió en 2011. La verdad, no hay cómo prepararse para algo así. Recuerdo las primeras veces que volví a trabajar después de su muerte, y estaba completamente desconectado. Me repetía a mí mismo: “no debería estar acá”, solo quería llorar.

Ese mismo año fui a cubrir la Copa América en Argentina. Estaba tomando sedantes y otras cosas para sobrellevar el dolor. En plena pega, un productor de Fox me encaró y me dijo: “Manuel, así como estás, no me sirves. Estás muy mal, y lo entiendo, pero o te vas con tu familia o trabajas, una de dos”. Esa conversación fue un punto de quiebre. Recuerdo que al día siguiente dejé los calmantes de golpe, porque no podía seguir así. Lloraba todo el día durante esa Copa América. Fue una etapa angustiante, muy dura. Es una herida que uno aprende a llevar, pero que nunca se cierra del todo.

No se supera…
¡No! No se supera. Uno simplemente aprende a vivir con el dolor. Es muy cliché decirlo, pero es así. Todos los días me acuerdo. Es complicado porque es una experiencia profundamente personal, donde nadie puede consolarte del todo, porque tampoco hay una explicación lógica. Obviamente uno se pregunta si podría haber hecho algo distinto, si tal vez se pudo evitar… pero al final, no. 

Creo que la historia de vida de Juancito, aunque breve, fue completa. Fue un alma que vino al mundo a entregar un mensaje, un ejemplo potente, y lo hizo en apenas 2 años y 9 meses. Para mí, y para todos los que lo conocieron, fue y sigue siendo una inspiración. Todavía lo recordamos. Trato de entenderlo así: su paso por el mundo era breve, pero tenía un propósito, y lo cumplió. Creo sinceramente que los niños que se van antes son especiales, y que uno, pese al dolor, tiene la fortuna de haber aprendido de ellos.

También viviste la pérdida de tu mamá, a causa de una enfermedad, cuando tenías 20 años.
Sí. Fue muy duro, sobre todo para mi papá. Ahí realmente puso el pecho a las balas. Fue muy valiente, porque quedó muy solo. A veces, cuando alguien muere, pasa algo extraño: la gente tiende a alejarse, como si les diera miedo acercarse a ofrecer ayuda. Y, en esos momentos, un gesto pequeño puede marcar una gran diferencia.

Mi papá sacó adelante a la familia solo: cinco hijos, todos hombres. Fue una tarea enorme, y la verdad es que lo admiramos mucho por eso. Hoy está bien, feliz. Se volvió a casar con la Tere, que también tiene tres hijos hombres, así que imagínate la combinación (ríe). Lo quieren mucho, y eso me alegra.

Tu familia es viñamarina, ¿cómo viviste esa infancia?
¡Sí pues! Tengo muchos recuerdos de los veranos en Viña del Mar, sobre todo hasta que falleció mi abuelo. Era otra época… Viña era preciosa, mucho más tranquila. Ahora está lleno de edificios por todos lados, ha cambiado mucho. La verdad es que hoy voy poco. Hace poco estuve corriendo los 21K, y también he ido un par de veces a Concón, pero claro, comparado con antes, dejé de ir bastante. Además, la mayoría de la familia ahora vive en Santiago, así que todo se ha ido concentrando allá. La familia De Tezanos es muy unida; tengo vínculos lindos por ese lado. Pero como trabajo casi todos los fines de semana, arrancarme para la quinta región cada vez se hace más difícil.

Edición 183, julio 2025

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