Cuando la bipolaridad es un integrante más de la familia

Elena Sciaccaluga nos sumerge en una realidad que para muchos aún es desconocida. ¿Qué significa el trastorno bipolar? ¿Cómo es la convivencia con una persona que la padece? ¿Cómo se supera y cómo se aborda socialmente? Esta y otras interrogantes están descritas en “De luces y sombras”, libro que mezcla la ficción y la realidad, con un relato a partir del cual podremos entender más acerca de una condición que hoy afecta a cerca de un 3% de la población en el país.
IG @esciaccaluga@vtr.net

Su hijo tenía 11 años cuando recibió el diagnóstico de bipolaridad. En ese minuto el miedo se apoderó de Elena, ya que no solo se trataba de su hijo, sino también fue el minuto en el cual logró unir las piezas que la llevaron a encontrar la explicación del por qué su primer marido se había suicidado.

“Como madre no quieres que le pase algo a tu hijo y esa fue la angustia que sentí al recibir el diagnóstico. A los 16 años tuvo una crisis grande que me obligó a hospitalizarlo, y desde ahí en adelante comenzó un largo camino, no solo para encontrar un tratamiento, sino también para buscar la manera de sostener nuestra dinámica familiar, ya que esto no solo afectaba a mi hijo sino a su hermana, a mi marido y a mí”.

Y es que la bipolaridad se define como un estado en donde existen períodos de manía y otros de depresión. “Es como una montaña rusa” acota Elena.

La médico psiquiatra de adultos, María Soledad Potthoff, explica que “el trastorno bipolar es un conjunto de entidades que se caracterizan por alteraciones del humor y de la actividad o energía, con un sentido de ánimo elevado anormalmente y expansivo, y un aumento notorio de la energía que llamamos manía. Y, por el contrario, puede haber una disminución del ánimo y de la energía. Ahí se presenta el otro polo que es la depresión”.

Elena agrega que “son pacientes que manifiestan grados de irritabilidad y tristeza, que podrían llevarlos a tomar decisiones extremas, como incluso atentar contra su vida. Si no tienen el tratamiento adecuado lo pasan pésimo, y también quienes deben convivir con la persona”.

“Las personas con bipolaridad son estigmatizadas, lo cual les genera problemas sociales y laborales. Es el motivo por el cual muchos optan por esconder esta condición. A ello se suma que poco se sabe del tema. Muchas veces se confunde con depresión u otras enfermedades mentales; por ende, cuesta dar con un diagnóstico y el tratamiento adecuado”.

La psiquiatra María Soledad Potthoff explica que “existen establizadores del ánimo, pero además se debe acompañar el tratamiento con psicoeducación, dirigida al paciente y sus familiares, en especial, quienes viven con él. Es fundamental una pesquisa temprana, ya que al existir un tratamiento adecuado, las personas pueden desarrollar una vida normal”.

ENFRENTAR DECISIONES

Pero el 2021 significaría un nuevo reto para esta madre. “Tuve a mi hijo con riesgo vital debido a una descompensación. Esto llevó a que me replanteara varias cosas”.

“Tuve que pedir ayuda y acá es cuando mi terapeuta Catalina Marowski fue una gran guía en este proceso”. Me sugirió que tomara una pausa”.

“Llevaba toda la vida trabajando, con muchas responsabilidades laborales que debía cumplir. Pero además tenía este tema con mi hijo que me significaba una gran preocupación adicional. Además, estaba mi hija, ella también sufría y muchas veces
quedaba postergada. No hay que descuidar a los hermanos, que también lo pasan mal en estos casos, y eso en algún momento te pasa la cuenta”.

Elena decidió tomarse una licencia médica, lo que le permitió tener el tiempo para tomar decisiones drásticas como renunciar a su trabajo. Fue cuando se generó el acercamiento a la Fundación Círculo Polar, desde donde pudo ayudar desde su experiencia profesional y personal, además de escribir el libro, una idea que rondaba por su cabeza desde hace algún tiempo.

¿Cómo hacerlo o por dónde empezar? Eran varias las preguntas que Elena se hizo al comenzar a escribir su novela. “Tenía claro cómo quería partir y la escena desde donde el relato iba a comenzar. Esto fue en la pieza de la clínica donde mi hijo despertó y parte una nueva vida”.

“De luces y sombras” tiene mucho de testimonial, pero también de ficción. No se trata de un manual médico o científico, motivo por el cual resulta fácil y cercano en su lectura. Desde aquel episodio en donde el hijo de Elena estuvo internado con riesgo vital, ya han pasado casi dos años. “Agradezco que hoy está estable. Logramos que se sometiera a una terapia que lo mantiene bien. Por fin puedo decir que mi familia vive en armonía. Mi hijo hoy controla sus emociones y no son estas las que lo controlan a él. Esta novela sugiere que el dolor nos enseña, nos une y hace que afloren sentimientos hermosos como el amor y la esperanza, es decir, todo dolor tiene su luz”.

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