- Por Florencia de la Cruz
- Coach integral y ejecutiva
- Instagram:@flo.delacruz
Vivimos en una sociedad que nos empuja a ser productivas, eficientes y exitosas en todas las áreas de nuestra vida. Trabajo, familia, salud, amigos, autocuidado… la lista parece interminable.
Por si fuera poco, nos seguimos exigiendo: «debería estar haciendo más», «no estoy dando lo suficiente», «cuando logre esto, voy a estar tranquila». Pero, ¿qué pasa si ese momento de calma nunca llega y nos encontramos atrapadas en una carrera sin fin?
EL MITO DEL BALANCE PERFECTO
Lo veo a diario en mi trabajo como Coach de Vida y Ejecutiva, donde acompaño a mujeres a salir del piloto automático y avanzar hacia sus metas personales y profesionales desde un lugar de equilibrio y conexión con sus verdaderas necesidades.
Vivimos bajo la presión de tener todo bajo control y de cumplir a la perfección con cada uno de nuestros roles, sin margen para el error o la caída. Pero esa expectativa nos arrebata algo esencial: nuestra humanidad. Porque equivocarse, detenerse o cambiar de rumbo no es fallar, es simplemente “ser” humanos.
El verdadero equilibrio no consiste en tener una agenda perfecta, sino en aprender a escucharnos y responder a nuestras necesidades reales. No somos robots programados para funcionar de forma exacta; somos seres humanos en constante evolución.
Para mí, la clave no está en imponernos una rutina rígida, sino en cultivar la flexibilidad mental. Es importante tener claridad sobre hacia dónde queremos ir, pero también aceptar que habrá días en los que nuestra energía será distinta, o en los que la vida simplemente suceda. Eso no significa que estemos fallando o haciendo algo mal. A veces, detenerse y descansar también es una forma de avanzar.
Ser comprometidas y dedicadas es una fortaleza, pero cuando la autoexigencia cruza la línea, puede volverse nuestra peor enemiga. La ansiedad, el estrés y el agotamiento son señales de que estamos poniendo expectativas poco realistas sobre cómo deberíamos estar rindiendo.
CLAVES PARA CREAR UN EQUILIBRIO AUTÉNTICO
Si queremos construir una vida con más calma y claridad, es importante incorporar algunas prácticas que nos ayuden a equilibrar nuestras prioridades sin perder de vista nuestro bienestar:
- Estar presentes: El estrés muchas veces viene del futuro, de lo que creemos que deberíamos estar haciendo.
- Aprender a conectar con el ahora nos ayuda a reducir la ansiedad y disfrutar más el proceso.
- Escucharnos con honestidad: ¿Realmente queremos hacer todo lo que está en nuestra lista de pendientes, o lo hacemos por presión externa?
- Identificar qué nos nutre y qué nos agota es fundamental.
- Aprender a poner límites sin culpa: No podemos dar lo mejor de nosotras si estamos agotadas.
- Aprender a decir no y a pedir ayuda y apoyo en las tareas diarias.
- Flexibilizar nuestras metas: Planificar está bien, pero hay que dejar espacio para la adaptación.
- La vida no siempre sigue un guion; está bien ajustar el rumbo cuando sea necesario.
REDEFINIR EL ÉXITO: VIVIR CON MÁS CALMA
El éxito no es sinónimo de estrés ni de agotamiento (aunque así es como lo quieren pintar, mientras más llena la agenda, mejor). Tampoco significa cumplir con estándares externos que no nos representan. El éxito para mí es cumplir nuestros sueños y metas, darnos permiso de disfrutar el camino y sin la presión de que todo tiene que estar bajo control.
Hoy más que nunca, necesitamos liderar nuestra vida desde un lugar más auténtico y humano. Y eso empieza por soltar la exigencia y encontrar nuestra propia fórmula de una vida en equilibrio.


