Para la actriz chilena, Mónica Echeverría, cada personaje es una oportunidad para explorar su mundo interior a través del movimiento, la improvisación y la conexión emocional. Actuar es, para ella, un equilibrio entre técnica y libertad, donde el juego se convierte en el centro de su arte. Hoy nos cuenta cómo el desafío de ser actriz la ha llevado a abrazar la incertidumbre y a disfrutar cada paso de su carrera.
- Por Trinidad Rendich
- Fotografías: Camila Gattamelati, Juan Pablo Ubilla, Paloma Fuentes
- IG @ sweetmounique
Sin talleres teatrales en su colegio y sin un camino claro, su primer contacto con el teatro ocurrió en una prueba semestral de Lenguaje en segundo medio, donde interpretarían la obra “El Avaro”. En aquel momento, Mónica supo que dentro de todas las tareas que podía escoger, como hacer el vestuario, el maquillaje o escribir, debía participar en ese casting para darle vida al protagonista.
“Era una cabra chica con frenillos haciendo el papel de un viejo de 80 años. Yo no estaba consciente de lo que estaba proyectando hacia afuera, pero una vez que terminé, todos se me acercaban y me decían: tú tienes que ser actriz”. Ignoraba que ese momento definiría su destino.
Sin referentes cercanos ni una tradición familiar que la guiara en ese camino, la actuación apareció en su vida como un salto al vacío, pese a ello, su vocación fue inmediata. “Esa instancia plantó una semilla en mí, mi intuición sabía que debía tomar ese camino”.
El siguiente paso fue profesionalizar su pasión, un desafío que abrazó con determinación al ingresar a la Escuela de Teatro de la Universidad Católica. Fue allí donde pulió su técnica y comenzó a enfrentarse a las exigencias del oficio. Pero también descubrió algo más: el goce personal que este arte le provocaba.
VOLVER A JUGAR
Para Mónica Echeverría, actuar es mucho más que interpretar un guion o asumir un personaje. Es una experiencia que la conecta con su esencia más pura. La actriz describe su trabajo como un espacio donde se permite explorar, improvisar y dejarse llevar por la creatividad.
“Actuar es volver a ser niña, es jugar sin miedo, sin prejuicios. Es dejar de lado la rigidez que adquirimos con los años para moverme con total libertad”, reflexiona.
La construcción de un personaje implica un proceso lúdico, casi como un juego de roles donde cada detalle importa: cómo camina, cómo gesticula, cómo habla. Para la actriz, esta fase es una de las más gratificantes de su profesión, porque la desafía a redescubrir su propio cuerpo y sus emociones.
Este enfoque, sin embargo, no es casual ni improvisado; pues destaca que el juego también requiere de disciplina y técnica. “No se trata solo de dejarse llevar. Hay un equilibrio entre disfrutar el proceso y mantener un rigor que sostenga el trabajo. Si pierdes esa estructura, el juego se desmorona”, asegura.
ABRAZAR LA INCERTIDUMBRE
A pesar de su éxito, su carrera no ha estado exenta de retos, especialmente al elegir una profesión artística en un contexto donde la estabilidad laboral no siempre está garantizada.
“El gran desafío es reafirmar el camino constantemente. Va a haber un montón de cosas a tu alrededor que te van a querer botar, como la inestabilidad laboral, la exposición o trabajar con tu sensibilidad”, admite con honestidad.
Uno de los momentos más difíciles para la actriz fue la pandemia, justo al finalizar su formación académica. Sin proyectos claros y con las producciones detenidas, enfrentó dudas sobre si debía continuar en el mundo de la actuación. Sin embargo, se dio cuenta de algo: “La actuación tiene que ver con aceptar la incertidumbre y que venga el siguiente proyecto”.
UNA ARTISTA EN EXPANSIÓN
En enero de 2023, Mónica debutó en las pantallas de Mega con Juego de Ilusiones, donde interpretó a Camila, personaje que preparó a partir de una ardua observación. “Sabía que le daría vida a una estilista, entonces iba a salones de belleza para ver cómo movían sus manos, o cómo manejaban las tijeras”.
Hoy la actriz afirma que la teleserie fue una escuela para ella, y le encantaría seguir desarrollándose en ese rubro, participando de más castings y buscando nuevas oportunidades. “La tele tiene mucho que ver con la práctica, con el estar constantemente entrenándote y, para mí, las cosas tienen que hacerse palpables, materializarse en el cuerpo.”
A pesar de su entusiasmo por seguir dando vida a nuevos personajes, Mónica Echeverría se ha enamorado de todo lo que rodea la actuación, y no descarta explorar el mundo detrás de cámaras, ya que la creación de historias también es una pasión que la motiva profundamente.