Detrás de esa periodista incisiva, frontal y directa, se esconde una mujer muy sensible. Pero las cosas que más la emocionan son las que más la movilizan. No se paraliza ante nada. La remueven los desbalances de poder en todos sus ámbitos y formas. En particular lo que deben vivir a diario las personas en situación de discapacidad en nuestro país. Lo experimentó de manera muy personal con su pequeña hija Clara, quien tenía síndrome de Down y falleció en 2013 por problemas cardíacos.
Pero Mónica eligió ser feliz, optando por darle sentido al dolor y siendo agradecida de lo que tiene: su familia, sus amigos y su trabajo de periodista, que considera la profesión más linda del mundo y que le ha entregado tantos reconocimientos y premios. Pero no se nubla. Prefiere —acuñando a Ricardo Darín— ser una “promesa permanente”, porque para ella el periodismo es una maratón, una carrera de nunca acabar, donde el foco debe estar siempre en la gente y no en uno mismo. Siempre hay desafíos que asumir, como su nuevo proyecto “Cómo te lo explico”, un podcast donde explica con claridad y grandes entrevistados la coyuntura política.
Es una enamorada de su oficio, pero no titubea en reconocer las falencias del ejercicio del periodismo. Cree que a los medios y a la televisión les ha faltado conectar con los temas realmente relevantes para el país, llegando muchas veces tarde a las preocupaciones ciudadanas. Por otro lado, evita satanizar a la política en general, destacando que todavía existen buenos servidores públicos con vocación de servicio, moviéndose constantemente entre el encanto y el desencanto que la política genera.
- Entrevista: Pablo Yutronic
- Fotos y producción: Guille Vargas Pohl
- Maquillaje y pelo: Ely Gaby
- Vestuario: Zadig Voltaire Chile
- Locación: HOTEL SHERATON SANTIAGO
- Instagram: @monicarincon2017
Los focos iluminan el set, los sillones están en su lugar, el escritorio reluce, el maquillaje espera junto al desayuno y el vestuario ya cuelga, impecable. Todo listo y dispuesto en el piso 22 de la suite presidencial del Hotel Sheraton Santiago. En minutos comenzará una mañana intensa, de esas que combinan luces, cámaras y confidencias con quien ha sido reconocida como la mejor periodista mujer del país en la actualidad. El pasado 26 de junio fue galardonada con el premio Lenka Franulic 2024, otorgado por la Asociación Nacional de Mujeres Periodistas de Chile.
A los pocos minutos aparece Mónica Rincón. Puntualidad ante todo. Saluda uno a uno al equipo, y su calidez se siente al instante, nada que ver con esa periodista incisiva y frontal que domina la pantalla. Carga en sus brazos varias bolsas con ropa, las deja sobre la mesa y, por supuesto, entre ellas asoma el diario del día, un infaltable en su rutina. Sin perder tiempo, se dirige al maquillaje: la jornada está por comenzar.
Habla con todos, ríe, da indicaciones, y aun así no suelta su celular. “Aquí produciendo y preparando algunas entrevistas”, comenta con naturalidad, mientras revisa mensajes entre una conversación y otra. Hace apenas unos días despidió a su querida perrita Chepa, a quien dedicó unas sentidas palabras en sus redes sociales que rápidamente conmovieron a miles: “Gracias, Chepita… no hay palabras. Gracias por ayudarme a sonreír de nuevo cuando parecía imposible. En nuestros corazones por siempre”, escribió.
Después de varios minutos llega el esperado momento del break, el instante del café. Es la pausa perfecta para adentrarse en los rincones más personales de Mónica, en una conversación guiada por la sinceridad, la emoción y la reflexión. No suele abrir con facilidad esa puerta, pero esta vez decide hacerlo: una charla íntima que revela su lado más humano junto a Costa Magazine.
¿Qué significó para ti la partida de tu querida mascota Chepa?
La Chepa estuvo doce años con nosotros, y llegó además cuando había partido mi hija Clara. Fue fundamental para nosotros, una integrante más de la familia, y es súper dura su ausencia. Creo que a las mascotas no hay que humanizarlas, pero están lejos de ser un objeto. Son seres vivos, son parte de la familia y merecen todo el cuidado. Fíjate que más allá del momento en el que llegó, era una perrita muy alegre, carismática, muy querida por nuestros amigos, por nuestra familia entera la verdad. Yo soy absolutamente una “dog-lover”, y creo que los perritos les enseñan mucho a los niños, y también a los adultos. Les enseñan lo que es la empatía y la compañía, los niños sobre todo que juegan mucho con ellos. Tener una mascota efectivamente requiere muchas veces espacios, recursos y tiempo para cuidarlos, pero ojalá que todos los niños, y todas las familias, pudieran tener una mascota.
Mónica, ¿se puede superar la pérdida de un hijo o se aprende a vivir con el dolor?
Yo, por respeto a mi familia y a ella, hablo muy poquito de este tema. Solo puedo decir que uno elige ser feliz y uno elige tratar de darle sentido al dolor. Pero sí, el dolor está siempre. Sin ninguna duda, Clara fue un tremendo regalo en nuestras vidas, y dejó un compromiso hacia las personas en situación de discapacidad por parte de sus familias: un compromiso que permanece para siempre.
Yo lo he dicho y lo repito: tengo síndrome de Down para siempre. Creo que el mundo de las personas con discapacidad y de sus familias es un mundo que muchos no conocen; hay mucho desconocimiento. Si bien en Chile se ha avanzado mucho gracias a instituciones como la Teletón, no hay que olvidar que quienes más han trabajado por la igualdad de oportunidades son esas mismas personas, sus familias y grupos de amigos, más allá de las instituciones. Ellos son quienes han logrado correr las barreras de lo posible.
¿Qué lecciones o aprendizajes te dejó tu hija Clara?
Cuando tienes a una persona en situación de discapacidad en tu familia, te asomas a un mundo que muchas veces no conocías. En mi caso, ya trabajaba con algunas fundaciones, pero nunca había tenido un familiar con discapacidad intelectual, ni lo había vivido en mi colegio o universidad. Todas las experiencias de vida te van haciendo cambiar, ¡sin duda! Tener a una persona con discapacidad es un regalo, pero la sociedad también debe encargarse de que así lo sea. Un hijo siempre será un regalo, y cuando está en situación de discapacidad, la sociedad tiene que ser más solidaria para que la familia pueda vivirlo plenamente. Pero para eso falta una eternidad. En Chile se violan los derechos humanos de las personas en situación de discapacidad todos los días.
¿Qué cosas te sensibilizan en la vida? ¿Cómo vives y administras tus emociones?
Soy una persona muy sensible. Las cosas que más me emocionan son, al mismo tiempo, las que más me movilizan. Creo que las emociones te tienen que movilizar y no paralizar. En ese sentido, los desbalances de poder me afectan profundamente. Siento que no hay nadie menos visto y escuchado que una persona en situación de discapacidad, pero el desbalance va más allá: entre hombres y mujeres, entre personas con y sin recursos, y por la centralización del país en comparación a la capital y las regiones, entre otras tantas cosas. Siento que al final se le pone un techo a toda esa gente que ha sido desfavorecida por el sistema, un techo que no existe en sus capacidades reales, sino en las condiciones que imperan hoy día y que no permiten que esas personas se desarrollen en toda su plenitud y que sean realmente libres para elegir.
Has sido premiada en diversas oportunidades, ¿a qué crees que se debe el éxito profesional que has tenido a lo largo de tu carrera?
No me siento para nada una periodista ni exitosa ni consagrada. Me gusta mucho el concepto de Ricardo Darín: ser una “promesa permanente”. Y claro ¡porque las promesas siempre tienen algo por hacer! Los reconocimientos que he recibido son míos, pero también de todos los equipos con los que he trabajado. Para mí el periodismo es más un oficio que una profesión, algo artesanal que nunca se deja de construir. No se trata de una carrera de cien metros planos, sino de una maratón. Tienes que sentir que nunca llegas a la meta. La gracia del periodista es sacar el foco en uno mismo y ponerlo en la gente. Yo no he llegado a ningún lado. Para mí ser periodista es sentir que nunca has llegado a ningún lado, y que no hay techo que tocar, porque trabajar en televisión es igual de relevante que trabajar en un diario o en una revista. Confieso que siempre siento que podría haberlo hecho mejor (ríe), ya sea en una cobertura, en una entrevista o en una transmisión.
¿Estás conforme con el tipo de periodismo que se hace en nuestro país?
Creo que hay muy buen periodismo en Chile. Y fíjate que tengo una crítica más bien a las fuentes, que a los mismos periodistas. Creo que transversalmente -de todo signo político- y de las fuentes que tienen poder en general -ya sea sectores económicos, religiosos, gremiales, etcétera- existe una importante falta de comprensión del deber democrático que tienen de exponerse a todo tipo de formatos, periodistas o lugares, porque siento que hay una buena cantidad de entrevistados que no quieren ser cuestionados en profundidad. Eso es un mensaje muy malo al periodismo, porque puede generar un debilitamiento del ejercicio democrático de cuestionar al poder, venga de donde venga.
¿Pero tú crees que los medios, o la televisión, representan a la ciudadanía?
A ver, como te decía, yo creo que hay muy buen periodismo en Chile, pero sí creo que hay veces que nos cuesta, o nos ha faltado conectar con temas relevantes para la ciudadanía. Por ejemplo, el movimiento feminista puso el tema del feminismo en el centro de la agenda pública, no fueron los medios. Mi crítica, y más bien, mi autocrítica, es que los periodistas y los medios a veces llegamos tarde a las preocupaciones ciudadanas, o no se trata con la profundidad que deberíamos al menos. Y hay otra preocupación que puede parecer más irrelevante producto del centralismo, pero no. Cada vez hay menos corresponsales y medios regionales, y eso es súper importante. Cuando cada vez hay menos radios y diarios regionales por la presencia de las redes sociales y medios nacionales, terminamos perdiendo la conexión profunda con la ciudadanía y los temas locales que son súper importantes.
Con tus años de carrera, ¿te has ido encantando, o desencantando de la política? ¿Por dónde más te inclinas?
Fíjate que hay de ambos sentimientos. Me ha tocado descubrir políticos que hacen un trabajo poco conocido y muy conectado con la ciudadanía, y otros que no logran conectar y, a veces, terminan desprestigiando sus cargos. Creo que en Chile hay políticos muy buenos, pero también políticos mediocres; algunos súper honestos y otros corruptos.
La política y los partidos son imprescindibles, pero lamento la generalización de juicios hacia los políticos. Todas las generalizaciones son peligrosas, porque terminan desincentivando a quienes realmente trabajan bien. ¿Qué incentivo estamos dando para que los buenos políticos sigan desempeñándose? Además, sigue existiendo una falta de comprensión del rol que tiene la clase política de rendir cuentas a la ciudadanía en todas las plataformas y ante todos los periodistas que sea necesario. Como dijo Ángela Merkel, quien le pidió a la prensa: “Cuestiónenme más, y no menos”; no sé qué político chileno te diría eso (ríe).
Mónica por último, ¿qué te queda por hacer? ¿Algún sueño inconcluso en lo profesional?
Mira, hace muy poco, junto a Paula Catena (subeditora del área política de La Tercera y coautora del libro Piñera en Jaque), lanzamos un podcast llamado “Cómo te lo explico”. La idea es explicar la política de manera simple, con acceso a fuentes relevantes y datos que no siempre maneja la ciudadanía. Es en alianza con La Tercera y estará disponible en YouTube, Spotify y otras plataformas.
Pero, en general, estoy feliz. Soy profundamente agradecida. Tengo experiencias que me recuerdan constantemente la fragilidad de la vida y lo que realmente importa. Tengo sueños profesionales, pero también agradecimientos constantes en la vida, como los amigos que tengo y el privilegio de trabajar en lo que amo. Creo que trabajar en lo que más te apasiona es un regalo, y considero el periodismo la profesión más linda del mundo, porque permite un rol de servicio público increíble y conocer personas que de otra forma nunca habrías conocido. Siempre estoy agradecida y, claro, con sueños por cumplir.











