De lo real a lo onírico. Un camino que nos convierte en espectadores de un trabajo mágico, sorprendente y cargados de detalles por descubrir. Así es la propuesta de la diseñadora Ximena Olavarría, quien nos sumerge en un panorama sensorial, que evoca emociones estéticas y un profundo sentido de confort.
- Relato: Marcela Cademartori
- Modelos: Dominga, Helenia Melan, Carol Drpic
- Fotógrafos: Ronny García, Andrés Moncada, Amina Donskaya
- Instagram: @ximenaolavarriadesigner
Las piezas de Ximena Olavarría son verdaderas obras de arte que cautivan al espectador y trascienden la moda para convertirse en una experiencia sensorial cargada de detalles que se descubren, se sienten y se disfrutan. Su propuesta nos invita a adentrarnos en un mundo de la moda concebido en múltiples capas de interpretación, respaldado por hitos internacionales en pasarelas como Salle Wagram de París, Fashion Week de Nueva York y la antesala del Met Gala, donde ha compartido escenario con lo más destacado de la moda global, revelando así la dimensión única de su trabajo y su proceso creativo.
“Mi proceso de diseño no se centra en una representación mimética de la experiencia, sino en una deconstrucción poética de lo vivido. Busco abstraer la esencia de los recuerdos para transformarlos en piezas de carácter surrealista, elevando lo que fue puramente real a un plano onírico”, explica.
Esta dramatización conceptual es la herramienta con la cual esta destacada diseñadora nacional pretende que el observador se transporte a un nuevo panorama sensorial, evocando emociones estéticas y un profundo sentido de confort. “La intención final es que cada pieza genere una resonancia vibracional en el espectador, un sentimiento de familiaridad y de bienestar”.
La paleta cromática escogida por Ximena es el reflejo directo de su espectro emocional. Los tonos pasteles predominan en colecciones que buscan una estética de serenidad y agrado, mientras que los colores profundos y de alto contraste —negro, carmesí, plata y oro— emergen en momentos de gran intensidad emocional, funcionando como un dispositivo narrativo para encapsular recuerdos vividos o invasivos.
INSPIRACIÓN SENSORIAL
La génesis de cada colección es un ejercicio sinestésico, donde la inspiración se materializa a partir de una emoción, un recuerdo, un enclave geográfico, una flor o, incluso, una composición musical. En definitiva, “mi trabajo es un tributo al arte en su máxima expresión, donde la alta costura se convierte en el vehículo de un discurso intrínsecamente personal y sensorial”.
El proceso creativo de Ximena nace desde una danza del presente que a su vez logra transmutarse con su pasado. Se trata de un diálogo íntimo con sus vivencias, con las texturas del sentir y las sombras de su percepción. Es un viaje a su interior, donde el dolor y el aprendizaje se convierten en un faro, guiando el trazo que busca materializarse en algo nuevo y vital.
“El textil se transforma en mi lienzo y en mi voz. A través de él, libero la marea de pensamientos y el murmullo del alma, dando forma a un movimiento que nace desde lo más profundo. Así, cada prenda es una estrofa de un poema en constante evolución; un puente entre lo que soy y lo que anhelo, tejiendo el presente con la promesa de un mañana y transmutando las cicatrices del pasado en belleza”.
EL SENTIR DEL TEXTIL
Cada colección de la diseñadora está impregnada de una riqueza sensorial de la cual es imposible abstraerse. Existe un fluir de formas, un juego de plasticidad en las caídas y una riqueza de texturas.
“En lo personal no sigo un camino predeterminado. Mi diseño es una evolución constante. Lo que nace en el papel se transforma en un ciclo de mutación, que busca la armonía entre la idea inicial y su expresión final. Cada pieza es el reflejo de una vivencia, un intento por comunicar un movimiento interno que va más allá de un simple boceto, que fluye desde la emoción y que busca su eco en el futuro”, explica Ximena.
De esta manera, cada una de sus piezas se convierte en un acto teatral, un grito en el silencio de lo cotidiano, diseñado para habitar la memoria. “Mi búsqueda no es la de la discreción, sino la de una presencia ineludible, un eco visual que persiste mucho después de la mirada. Mis creaciones son faros, no sombras, y en su audacia reside su inmortalidad”.
ELEMENTOS DE UNA ESTÉTICA
Ximena no deja nada al azar. Muy por el contrario, la elección de los elementos le entrega contexto a piezas que son cuidadosamente seleccionadas en función del impacto que se busca generar.
“En la creación de mis diseños utilizo una amplia gama de materiales y técnicas que combinan tradición, innovación y maestría artesanal. En la elección está la clave para definir la caída, el movimiento y el acabado de la prenda”.
Comencemos entonces el recorrido. En sus colecciones se observan materiales como la seda en sus diferentes opciones; encajes, tules y redes para crear volumen; transparencias y estructuras etéreas, brocados y jacquards, con patrones complejos tejidos directamente en el material, que dan una sensación de riqueza y opulencia; y terciopelo, ideal para crear siluetas dramáticas. Por supuesto que los complementos no podían quedar ausente, partiendo por pedrería, pasando por plumas, hasta llegar a los metales y delicadas flores textiles confeccionadas con sedas, organzas o, incluso, cuero.
En cada colección Ximena busca fusionar el pasado y el presente. Cada pieza es una obra de arte, con encajes, volantes, drapeados, bordados a mano y detalles florales. “La confección artesanal es primordial. Cada prenda debe ser dramática y teatral, con un alto impacto visual. No olvido el brillo, integrando siempre pedrería y cristales, para crear un diseño que trascienda el género”.
Y es que para esta artista de la moda todo radica en un fluir creativo cuya inspiración nace, se desarrolla y florece. Su inspiración es un río constante de arte y emoción. Cada diseño es un reflejo de corrientes artísticas, un manantial de emociones que se materializan en prendas que no solo se visten, sino que también se sienten.











