Una íntima conexión es la que esta interiorista logra con cada uno de sus proyectos. Un puente creativo que la lleva a resultados cargados de emocionalidad, sentido y propósito. Para María Ignacia Izquierdo, los espacios deben vivirse desde lo simple, lo auténtico y aquello que define a cada persona.
- Entrevista: Marcela Cademartori
- Fotografías: Ana María López
- Instagram: @mari.izquierdo.decoración
Su pasión brota con fuerza en cada palabra. Más que una trayectoria, lo suyo es un camino marcado por el amor con el que imagina, proyecta y crea. Con 38 años de experiencia, ha construido un sello propio, definido por la profunda conexión que logra transmitir a través de su trabajo.
“Mis experiencias, los viajes, los estudios y las personas han sido grandes maestros. Todos ellos han nutrido mi mirada como interiorista y aportan un sello distintivo a cada proyecto. A partir de esos aprendizajes, puedo interpretar las necesidades de quienes me confían sus espacios y así generar propuestas con identidad”.
“Menos es más”. Esa es su premisa. Apostar por lo simple y evitar excesos es, para ella, esencial para lograr calidez, armonía, belleza y elegancia. “Cuando hay sobrecarga de elementos, el resultado se diluye. En la simpleza está la clave del equilibrio estético”, afirma la diseñadora que encuentra en la naturaleza una fuente constante de inspiración.
En su mirada, no basta con diseñar un interior bonito; es indispensable que dialogue con su entorno. “Para mí es fundamental considerar el paisaje donde se emplaza el proyecto. Si estoy trabajando en una casa de campo, por ejemplo, incluyo elementos que evoquen ese espíritu. Lo mismo ocurre si el contexto es de nieve o playa. Debe existir un relato coherente entre el interior y el exterior”.
CALMA & COLOR
Crear espacios que evoquen calma y que inviten a ser vividos es su objetivo permanente. Por ello, su paleta cromática transita entre neutros y tonos tierra, donde el color se introduce con sutileza a través de una obra de arte, una fotografía o un objeto con valor visual y emocional.
El uso de fibras naturales y materiales nobles también cumple un rol esencial. Son elementos que, junto al diseño, contribuyen a generar ambientes cálidos, sensoriales y acogedores.
FUNCIONALIDAD & VERSATILIDAD
Para la diseñadora de interiores, los espacios deben vivirse y disfrutarse plenamente. Por eso, funcionalidad y versatilidad no son conceptos accesorios, sino pilares de sus propuestas.
“No sigo tendencias. Me interesa que cada proyecto refleje la personalidad de quienes van a habitarlo. Desde esa perspectiva, cada encargo es único, irrepetible y con identidad propia. Escuchar al cliente es crucial para interpretar sus gustos y estilo de vida. Solo así se alcanza ese equilibrio entre sencillez, elegancia y funcionalidad”.
La iluminación y el paisajismo también se integran como parte del lenguaje de cada proyecto. “Cómo utilices la iluminación y el diseño del paisajismo son factores esenciales para producir sensaciones, las que en mi caso buscan generar calidez”, explica. Por tal motivo, en sus propuestas utiliza pocos elementos, aportando de esa manera con sencillez y elegancia. En este sentido, reconoce, “lograr decorar con pocos elementos, sin perder de vista el detalle de la calidez, es un gran desafío”.
Convencida de que el interiorismo va mucho más allá de lo estético, sostiene que un espacio bien resuelto tiene un impacto directo en el estado de ánimo y el bienestar de las personas. “Existe una tendencia a lo práctico y funcional, sí, pero cada hogar debe reflejar la esencia de quienes lo habitan. Eso no puede perderse”.
CALIDEZ SUREÑA
Un ejemplo claro de su sensibilidad creativa se materializa en una casa a orillas del lago Panguipulli. Allí, logró dar forma a un proyecto cargado de identidad, donde la emocionalidad y la conexión con el entorno fueron el punto de partida.
“Me involucré desde el primer momento. El lugar tenía una energía especial, y quise respetarla. Se usaron maderas nativas recicladas, algunas de las cuales aproveché para diseñar muebles a medida. Todo fue pensado en función del entorno. El resultado fue un interiorismo cálido, acogedor y profundamente enraizado en el paisaje”.
Es acá donde vuelve a tomar relevancia la importancia de involucrarse personalmente en cada trabajo para que este tenga su propia identidad – explica – pues, más que estética, el factor esencial en cada nuevo proyecto que lidera es la conexión “Conectar con el cliente, con sus necesidades y con aquello que lo define, será ese punto desde el cual yo me inspiro para crear”.
Cada palabra, propuesta o diseño de María Ignacia Izquierdo revelan un proceso emotivo, intuitivo y profundamente profesional. Una forma de ver el diseño que la ha convertido en una interiorista que proyecta desde el corazón y que, a través de cada espacio, construye puentes entre belleza, autenticidad y sentido.