A sus 52 años, Daniel Fuenzalida vive un renacer profesional que jamás imaginó. Tras años de lucha contra sus adicciones y de sentirse marginado por la industria, hoy goza del reconocimiento del público y de una carrera consolidada en los medios. En íntima entrevista con Costa Magazine, el animador se sincera sobre su camino de resiliencia, el veto que sufrió en televisión, la pérdida de sus padres en un corto periodo de tiempo y el equilibrio que mantiene frente al éxito. Además, analiza el retorno de la farándula, habla del polémico fin de su programa “Me Late” en 2022, y revela por qué, pese a los años en pantalla, prefiere no hacer amigos en la industria.
- Fotografía & producción: Guille Vegas Pohl
- Entrevista: Pablo Yutronic
- Vestuario: Zaza Dórali
- Entrevistado: @exhuevo
En conversación con Revista Costa Magazine, Daniel Fuenzalida reflexiona sobre su carrera, los altos y bajos que ha tenido que sortear, tanto en el plano profesional como personal, los obstáculos que debió enfrentar por sus adicciones, y lo que le costó ganarse un nombre, un lugar y un respeto, en el mundo de los medios de comunicación. Además, realiza un particular análisis de la Televisión, de sus contenidos, del regreso de la farándula, y de los vínculos que se establecen en la industria.
De hecho, a comienzos de marzo, el conocido crítico de televisión “Larry Moe”, quién publica sus columnas en Las Últimas Noticias, le dedicó una verdadera oda al animador, señalando que “Daniel Fuenzalida está en estado de gracia. A estas alturas es el “Rey Midas” de la televisión chilena”. Y claro, no es para menos, así lo avala su brillante 2024.
Ganador por partida doble en la última edición de los “Copihues de Oro”, en las categorías de “Mejor Conductor” y “Mejor Podcast”, con sus exitosos programas “Ahora Caigo” de TVN, y “¿Cómo están los weones”? respectivamente. Por si fuera poco, hace unas semanas, comenzó con su segundo programa en el canal público, “El medio día”, inyectando entretención a la franja matinal, gozando de buenos resultados y comentarios.
Con la franqueza que lo caracteriza, el “ex huevo” no esquiva ningún tema. Habla de su transformación personal, del aprendizaje que le dejaron los momentos más oscuros de su vida y de cómo logró reinventarse para convertirse en una de las figuras más versátiles de la televisión y la radio. Su historia es testimonio de resiliencia, esfuerzo y, sobre todo, de una inquebrantable pasión por la comunicación.
¿Consideras que estás en tu mejor momento profesional?
Sí, por lejos. Lo que pasa que estoy más grande, más maduro, lo estoy disfrutando de otra manera. Si bien es cierto que en el “Extra-Jóvenes” (Chilevisión) pasé un muy buen momento, por el rating, porque me empecé a ser conocido, porque me empezó a entusiasmar esto de ser animador, pero claro, estaba más chico, me empecé a involucrar con otras cosas, era todo diferente. Y ahora, con la segunda oportunidad que se me dio, que jamás pensé que se me iba dar a mis 52 años, sin duda que el 2024 fue increíble, y así lo veo con el cariño que me demuestra la gente. Los premios también son súper bonitos, pero más allá de eso, estoy viviendo el día a día, la pega del día a día, entonces bajo ese prisma, estoy disfrutando este momento desde otro lugar.
Hablas de que se te dio una segunda oportunidad ¿Te costó conseguirla, buscarla?
Yo desde que me rehabilité el 2010, siempre toqué las puertas de los canales. Siempre les dije “Estoy aquí”. Entonces cuando llevas 14 años remándola, haciendo autogestión, consiguiendo auspicios, tocando puertas no sólo una vez, sino que innumerables ocasiones, ofreciendo proyectos, entre otras cosas, claro que es gratificante todo lo que ocurrió el año pasado. Al final, me gusta que la industria me valore, porque yo no me sentía valorado. Yo me decía durante mucho tiempo que no lo hacía mal, también sentía el cariño del público en la calle cuando no había redes sociales, entonces me preguntaba “¿Qué pasa con los ejecutivos que no me llaman?”, y bueno ¡hasta que se dio en el último tiempo!
¿Te vetó la industria en su momento?
¡Sí, claro! Mucho tiempo. Me vetaron durante mi etapa de consumo, y muy bien vetado por lo demás. Me echaron de Chilevisión en ese momento, me echaron de la FM Hit, que era una radio juvenil. Sí, me vetaron. Y fíjate que la industria tiene algo bien malicioso, porque me utilizó. En mi época de consumo, recuerdo que me invitaron a un par de programas, que después con el tiempo, creo que me sentí utilizado en esas entrevistas, sentí que no debería haber ido, en fin. Y después, me costó mucho que la industria creyera en mí.
Yo cuando me rehabilité pedía pega de lo que fuera, sacando fotocopias, no sé, nadie estaba pidiendo volver a ser animador, pero me quería meter de nuevo ahí, en los medios, porque sabía que, metiéndome ahí, podía volver a algún lugar más determinante. Creo que la industria fue ingrata conmigo, porque se demoró mucho en reconocer en mí, que podía hacer algo.
¿Qué pasa con el ego en estos momentos de éxito, premios y reconocimientos? ¿Cómo se maneja? ¿Cómo se controla?
Está super manejado. Lo que pasa que cuando tú pasas por un proceso de autoconocimiento, como lo es el proceso de dos años de terapia con lo que yo hice por mis adicciones, uno se regula mucho con el ego. Pero más que con el ego, uno se regula mucho con los extremos. Cuando tú sabes que tienes una personalidad adictiva, uno debe tener las herramientas para que nada te mueva el piso. A mí en este minuto nada me ha movido el piso, yo sigo con mi centro, con mis pies en la tierra, y en esta enfermedad te puede mover el piso dos cosas: las penas máximas, donde uno se hace la víctima, o con el éxito máximo, que es lo que me pasó a mí.
Entonces claro, yo podría decir ahora, que, dado el éxito de mis proyectos, los premios, el rating, no sé, me merezco una cerveza, me puedo tomar algo, no tengo idea. Pero para mí el ego está manejado en el equilibro. Para mí es rico un reconocimiento, sí. Que al programa le vaya bien, también. Todos tenemos una cuota de ego importante en los que trabajamos en esto, sí. No te lo niego. Pero cada día es uno nuevo, y hay que seguir trabajando.
Hablando de éxito, ¿qué es para ti el “fracaso”?
Para mí el fracaso es hacer algo que no te guste. Para mí el fracaso en la vida es estar obligado a hacer algo que no estás motivado. Y hablo en todo tipo de materia, en toda índole, no sólo en lo que es la televisión. Si yo fracasara el día de mañana, significa que tengo que seguir manteniendo mi casa, seguir viviendo, y que tengo que hacer para salir de esa situación.
En lo familiar, perdiste a tus padres en muy poco tiempo, ¿qué es lo que más extrañas de ellos en el día a día?
¡Aquí me emociono! Sus partidas de cierta manera fueron de golpes, porque tenían para estar con nosotros mucho tiempo más. Yo era muy regalón de ellos, muy de estar con ellos, muy preocupado. De alguna manera porque uno sentía que les robó años de vida. Yo en mi adicción les robé años de sus vidas. Mi papá y mi mamá cuando me rehabilité, y cuando vieron que ya era en serio la cosa, un día me llamaron y me dijeron “Te queremos agradecer porque desde hoy día podemos dormir tranquilos”.
Entonces yo cuando desde el 2010 me rehabilité, todos esos años posteriores, fueron darle la mano de vuelta, darle las gracias, la vida, estuve mucho más cercano a ellos. Básicamente recuperar ese tiempo que perdí cuando estaba en las adicciones.
En cuanto a contenidos, ¿cuál es tu visión de la televisión actual? Sin ir más lejos, los espacios de entretención y farándula volvieron muy fuerte.
Creo que la televisión recién está entendiendo que puede convivir con lo digital. Antes no era así, sino que, todo lo contrario, competía mucho con lo digital, sobre todo entre el 2010 al 2020, donde la televisión se vio amenazada por lo digital, y finalmente entendió, o está en el proceso de entender que lo digital es un aporte y no una guerra hacia la televisión.
Y en términos de contenidos, claro, volvieron los programas de farándula, pero creo que se debe proponer algo distinto, no como se hacía antiguamente. Creo honestamente que no ha cambiado mucho la cosa hoy en día, sigue una farándula bastante violenta, invasiva, se siguen tratando mal. A mí la verdad que esa farándula de palos, de mentiras, de mostrarse algunas caretas, no me gusta. A mí me gusta una televisión transparente, que aporte. Yo hice mucho tiempo farándula, la mantuve cuando fue pleno estallido o plena pandemia, pero era divertida, nos reíamos de nosotros mismos, y por supuesto del resto. Mantuvimos una farándula, pero no de agresión.
Imposible no hablar del “Me Late”. Un espacio que terminó abruptamente en 2022, con mucha polémica. ¿Cómo digieres ese episodio con el paso del tiempo?
¡Uf! Era un programa que le iba muy bien. Lo que me dolió fueron las formas en que se hicieron las cosas, en el cómo nos sacaron del aire de un día para el otro. Pero bueno, yo todavía le tengo muchísimo cariño a TV+. A mí como canal me gusta mucho. El “Me Late” hasta el día de hoy, sigue siendo mi hijo. Lo tengo ahí como “guardadito”, y sigo manteniendo relación con todas las personas del equipo. Hoy día, dos años y medio después, estoy bien. Claro, uno piensa y analiza, que sí eso no hubiese ocurrido, quizás nunca hubiese salido de TV+, no se hubiese presentado la posibilidad de TVN ¡anda saber tú! Eso ya se lo dejamos al destino
¿Existe la amistad en la Televisión?
¡Yo, en mi experiencia, hablando por mí, No! Existe la buena onda y los conocidos. Yo trato de no tener amigos en la tele, porque para mí la tele es una pega, y si uno tiene amigos en la tele, los fines de semana, sigues hablando de tele, y siguen las apuñaladas por atrás, y te tratan de sacar información. Uno ahí ya entra en un círculo vicioso en sacar información del resto. Entonces lo más sano para mí, es que el viernes me saco el traje de la tele, y me dedico a mi parcela. Además, que yo soy muy amigo de las personas mayores, uno de mis mejores amigos tiene 80 años, con el que me fui de vacaciones ahora a Brasil. Yo en eso me desconecto y aprovecho mis tiempos. En la tele, si bien es cierto, tengo buenos conocidos, y gente que quiero harto, pero no tengo amigos.